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lunes, 30 de septiembre de 2013

Méritos de la Filosofía Kantiana (III) – La total demolición de la filosofía escolástica

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por Arthur Schopenhauer 

Como tercer punto [referente a los méritos de Kant]* podemos contemplar la total demolición de la filosofía escolástica, nombre este con el que quisiera aquí designar en general todo el periodo que comienza con el Padre de la Iglesia Agustín y concluye justo antes de Kant. Pues el carácter principal de la escolástica es el que con gran acierto indicó Tennemann: la tutela de la religión nacional dominante sobre la filosofía, a la que en realidad no le quedó nada más que demostrar y adornar los dogmas principales que aquella le prescribió. (…) Kant se atrevió a probar desde su teoría el carácter indemostrable de todos aquellos dogmas tan a menudo aparentemente demostrados. La teología especulativa y la psicología racional conectada con ella recibieron de él el golpe de muerte. Desde entonces han desaparecido de la filosofía alemana; y uno no puede dejarse engañar por el hecho de que el término se mantenga aquí o allá después de abandonado el asunto o porque algún miserable profesor de filosofía tenga presente el miedo a su señor, y haga «que la verdad sea la verdad». La magnitud de este mérito kantiano solo puede apreciarla quien haya reparado en el influjo perjudicial de aquellos conceptos sobre la ciencia natural y la filosofía en todos los autores de los siglos XVII y XVIII, incluso en los mejores. (…) Así que a Kant le estaba reservada la tarea de que el punto de vista idealista, que en toda el Asia no islamizada es esencial incluso en la religión, llegase a dominar en Europa, al menos en la filosofía. Antes de Kant estábamos en el tiempo; ahora el tiempo está en nosotros. (…) Kant separó totalmente del fenómeno y sus leyes la innegable significación ética de las acciones, mostrando que esta afecta inmediatamente a la cosa en sí, a la más íntima esencia del mundo, mientras que aquel, o sea, el espacio, el tiempo y todo lo que los llena y se ordena en ellos según la ley de causalidad, ha de considerarse como un sueño efímero e irreal. Estas pocas y de ninguna manera exhaustivas consideraciones pueden bastar como testimonio de mi reconocimiento del gran mérito de Kant, rendido aquí para mi propia satisfacción y porque la justicia exigía que trajese ese mérito a la memoria de todo el que me quiera seguir en el inmisericorde descubrimiento de sus faltas, al que paso ahora. (…)

* Nota [extra-textual] del editor de El Frente para contextualizar el extracto.
* SCHOPENHAUER, A. El Mundo como Voluntad y Representación. Trotta. Madrid. 2009. p. 491 y ss.

viernes, 27 de septiembre de 2013

Rockefeller y Soros: los principales promotores de la marihuana libre

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Lo que ni los adictos ni los progresistas pueden reconocer: que dos magnates ultra-millonarios, que son además de ello, principales referentes de la clase dirigente del imperialismo anglo-sionista, sean instigadores y financistas de la campaña mundial por "la marihuana libre". ¿No sugiere esto muchas preguntas?.
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25/09/2013 - "(...) Mujica se reunió el miércoles 25 con el empresario norteamericano David Rockefeller (...) Mujica dijo que el tema central del encuentro fue conocer —por parte de Rockefellercómo Uruguay instrumenta la política con respecto a la regulación del mercado y el consumo de la marihuana. Mujica expresó que Rockefeller (...) "tenía la preocupación intelectual de saber. Porque se da cuenta de que la política antidroga y antinarcotráfico que se aplica no da resultado.”(...) En ese sentido agregó: “creo que tiene una visión positiva”. Fuente: Presidencia de Uruguay
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23/09/2013 - "(...) Mujica se reunió con el presidente de Open Society Foundation, George Soros, (...) El tema principal del encuentro, que fue solicitado por Soros, fue el proyecto de regulación del consumo y la comercialización de la marihuana (...). Soros ofreció al Presidente Mujica toda la ayuda posible para que el proceso iniciado en Uruguay pueda avanzar con mayor facilidad. (...) Soros dijo que es consciente de que los cambios fundamentales internacionalmente dependen del éxito que tenga Uruguay y su nuevo enfoque en la materia. (...) La Open Society Foundation ofreció apoyar programas educativos en Uruguay con el objetivo de combatir el consumo de drogas (...) Quedó expresa la voluntad de continuar colaborando en la materia (...) Fuente: Presidencia de Uruguay
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Al respecto, el probable heredero de Mujica en tanto candidato presidencial del Frente Amplio, el ex-presidente Tabaré Vazquez, famoso por haber pensado una guerra con Argentina y pedir apoyo a Bush a raíz del conflicto medio-ambiental de Botnia, se manifestó de acuerdo con legalizar la cocaína. ¿No nos cree?, escúchelo ud. mismo:
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¿Qué mierda tiene esto que ver con la izquierda?.
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Estén alertas. Uruguay es sólo la primera estación. 
Soros dixit.

miércoles, 25 de septiembre de 2013

Nihilismo Revolucionario en Dostoyevsky (II)

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Por Fiódor Dostoyevski

~ Esta entrada es continuación de la Primera ~
 
-¿Triunfan en vida? Oh, sí, algunos lo consiguen en vida, y entonces…

-¿Ellos mismos comienzan a ejecutar?

-Si es preciso, ¿y usted sabe?, incluso en su mayor parte. Siempre su observación es aguda.

-Le agradezco. Pero dígame esto: de qué manera distinguir estos fuera de lo común de los comunes, ¿hay acaso algunos signos cuando nacen? En ese sentido decía yo que aquí faltaría un poco más de precisión, una determinación mas exteriorizada, por así decirlo: disculpe en mi la natural inquietud de una persona practica y bienintencionada, ¿pero no se podría establecer aquí, por ejemplo, una vestimenta particular, llevar algo, algún sello?... porque convendrá en que si sucede algún enredo y uno de una categoría imagina que pertenece a la otra categoría y comienza “a sacar del medio todos los obstáculos”, como usted muy felizmente se ha expresado, entonces aquí…

-¡Oh, esto sucede muy frecuentemente! Esta observación suya es todavía más aguda que la de recién.

-Le agradezco…

-No hay de qué; pero tome usted en consideración que el error es posible solamente de parte de la primera categoría, vale decir, de la gente “común” (como yo, quizá no muy acertadamente, la he llamado). A pesar de su innata inclinación a la obediencia, por alguna humorada de la naturaleza, de la que no están libres ni las vacas, a muchos de ellos les gusta imaginarse a sí mismos como gente progresista, subversiva, e ir por “una palabra nueva”, y esto con absoluta sinceridad. En realidad, a los nuevos ellos al mismo tiempo muy frecuentemente no los advierten e incluso los desprecian como a gente atrasada y que piensa de manera humillante. Pero para mí en esto no puede haber un peligro significativo, y usted en verdad no tiene nada de que inquietarse, porque nunca van muy lejos. Por diversión, por supuesto, a veces se les puede dar una paliza para recordarles su lugar, pero no más, incluso ni siquiera es necesario alguien que lo haga: ellos mismos se azotaran a sí mismos porque son muy juiciosos; algunos se prestan unos a otros este servicio y otros lo hacen por mano propia... Ante esto se imponen distintos arrepentimientos públicos, resulta bello y edificante; en una palabra, no tiene de qué inquietarse… existe tal ley.
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lunes, 23 de septiembre de 2013

Méritos de la Filosofía Kantiana (II): Pensar el acto moral fuera de las leyes del Fenómeno

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por Arthur Schopenhauer

Mas todo esto se basa en la distinción fundamental entre filosofía dogmática y filosofía crítica o transcendental. Quien quiera hacerse comprensible esa distinción y representársela en un ejemplo, puede hacerlo con toda rapidez leyendo como espécimen de la filosofía dogmática un artículo de Leibniz que lleva por título De rerum originatione radicali y que fue impreso por primera vez en la edición de las obras filosóficas de Leibniz de Erdmann, volumen 1, página 147. El origen y la excelente condición del mundo son ahí expuestos a priori sobre la base de las veritatum aeternarum*, de una forma realista-dogmática y con la utilización del argumento ontológico y el cosmológico. Incidentalmente se admite que la experiencia manifiesta exactamente lo contrario de la excelencia del mundo aquí demostrada, pero se sostiene que la experiencia no entiende nada de aquello sobre lo que quiere hablar y debe callarse la boca cuando la filosofía ha hablado a priori. Como antagonista de todo ese método surge con Kant la filosofía crítica, que pone en cuestión justamente las veritates aeternas* que servían de cimiento a toda aquella construcción dogmática, investiga su origen y lo halla en la inteligencia humana, donde se originan aquellas ideas a partir de las formas que le son propias y que ella lleva en sí de cara a la concepción de un mundo objetivo. Así que allí, en el cerebro, está la cantera que suministra el material a aquella orgullosa construcción dogmática. Pero para llegar a ese resultado la filosofía crítica tuvo que transcender las veritates aeternassobre las que se fundó todo el dogmatismo precedente, a fin de convertirlas en objeto de su investigación; y de ese modo se convirtió en filosofía transcendental. De esta se infiere además que el mundo objetivo, tal y como nosotros lo conocemos, no pertenece a la esencia de las cosas en sí mismas, sino que es un mero fenómeno de estas condicionado por aquellas formas que están ubicadas a priori en el intelecto humano (es decir, el cerebro), y de ahí que no pueda tampoco contener nada más que fenómenos. (…) Él no reconoció la cosa en sí directamente en la voluntad, pero dio un paso grande y revolucionario hacia ese conocimiento, al exponer que la innegable significación moral de la conducta humana es totalmente distinta e independiente de las leyes del fenómeno, y que nunca se puede explicar de acuerdo con él sino que afecta inmediatamente a la cosa en sí: este es el segundo aspecto principal de su mérito.

* Nota de El Frente: "Verdades eternas", se entiende, de la religión cristiana.
* SCHOPENHAUER, A. El Mundo como Voluntad y Representación. Trotta. Madrid. 2009. p. 491 y ss.

sábado, 21 de septiembre de 2013

Vivir de acuerdo a la Tradición

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Por Dominique Venner

Todo gran pueblo posee una tradición primordial que es diferente de todas las demás. Ella está en el pasado y en el futuro, en el mundo de las profundidades, es la piedra angular que sirve de soporte, la fuente desde donde se puede extraer tanto como uno vea conveniente. Es el eje estable en el centro de la rueda del cambio. Tal como Hannah Arendt dijo, es la "autoridad que elige y nombra, transmite y conserva, indica donde se encuentran los tesoros y cual es su valor".

Esta concepción dinámica de la tradición es diferente de la noción guenoniana, de un única universal tradición hermética que se supone común a todos los pueblos y todos los tiempos, y que se origina en la revelación de un "más allá" no identificado. Que tal idea sea decididamente a-histórica no ha molestado a sus teóricos. En su punto de vista, el mundo y la historia, sea por tres o por miles de años, no es más que una regresión, una involución fatal, la negación del mundo de lo que ellos llaman "Tradición", la de una edad de oro inspirada en las cosmologías védicas y hesíodicas. Uno debe reconocer que el anti-materialismo de esta escuela es estimulante. Por otro lado, su sincretismo es ambiguo, hasta el punto de llevar a algunos de sus adeptos, y no a pocos de ellos, a convertirse al Islam. Además, su crítica de la modernidad sólo ha llevado a una confesión de impotencia. Incapaz de ir más allá de una crítica a menudo legítima y proponer una forma alternativa de vida, la escuela tradicionalista se ha refugiado en una espera escatológica de la catástrofe. (1) Aquello que es pensamiento de alto nivel en Guenón o en Evola, a veces se convierte en retórica estéril entre sus discípulos. (2) Mas pese a cualquier reserva que podamos tener con respecto a las afirmaciones de Evola, siempre estaremos en deuda con él por haber demostrado enérgicamente en su obra, que detrás de todas las específicas referencias religiosas, hay un camino espiritual tradicional que se opone al materialismo del que la Ilustración fue expresión. Evola no fue sólo un pensador creativo, él también puso a prueba, en su propia vida, los valores heroicos que desarrolló en su obra.

Con el fin de evitar toda confusión con el significado corriente de los antiguos tradicionalismos, más allá de que tan respetables sean, nosotros sugeriremos un neologismo, el de "tradicionismo".

Para los Europeos, así como para otros pueblos, la tradición auténtica sólo puede ser la suya propia. Esa tradición es la que se opone al nihilismo a través del retorno a las fuentes específicas del alma ancestral Europea. Contrariamente al materialismo, la tradición no da cuenta de lo superior a través de lo inferior, de la ética a través de la herencia, de la política a través de los intereses, del amor a través de la sexualidad. Sin embargo, la herencia tiene un papel en la ética y la cultura, el interés tiene su parte en la política y la sexualidad tiene su parte en el amor. Sin embargo, la tradición los ordena jerárquicamente y construye la existencia personal y colectiva desde arriba hacia abajo. Al igual que en la alegoría del Timeo de Platón, el espíritu soberano, recostado en la valentía del corazón, ordena los apetitos. Pero eso no quiere decir que el espíritu y el cuerpo puedan ser separados. De la misma manera, el amor auténtico es a la vez una comunión de almas y una una armonía carnal.

La tradición no es una idea. Es una manera de ser y de vivir, que sigue el precepto del Timeo: "el objetivo de la vida humana es establecer orden y armonía en el propio cuerpo y en la propia alma, a imagen del orden cósmico". Esto quiere decir que la vida es un camino hacia este objetivo.

En el futuro, el deseo de vivir de acuerdo con nuestra tradición se hará sentir cada vez con más fuerza, a medida que se exacerbe el caos nihilista. Con el fin de encontrarse a sí misma de nuevo, el alma Europea, tan a menudo tendiente hacia la conquista y el infinito, está destinada a retornar a sí misma a través de un esfuerzo de introspección y conocimiento. Su tan rico aspecto Griego y Apolíneo ofrece un modelo de sabiduría en la finitud, su ausencia se tornará cada vez más y más dolorosa. Pero este dolor es necesario. Uno ha de atravesar la noche si quiere alanzar el amanecer.

Para los Europeos, vivir de acuerdo a su tradición, ante todo, ha de suponer un despertar de la conciencia, una sed de verdadera espiritualidad, practicada a través de la reflexión personal mientras se está en contacto con un pensamiento superior. El nivel educativo no constituye una barrera para uno. "El aprendizaje de muchas cosas", dijo Heráclito, "no enseña el entendimiento". Y añadió: "A todos los hombres les es concedida la capacidad de conocerse a sí mismos y pensar correctamente." También uno debe practicar la meditación, aunque la austeridad no es necesaria. Jenófanes de Colofón proporcionó incluso estas amables instrucciones: "Uno debe tener esta conversación a la orilla del fuego en la temporada de invierno, acostado en un sofá suave, bien alimentado, bebiendo vino dulce y mordisqueando arvejas: "¿Quién eres tú entre los hombres, y de dónde eres?". Epicuro, que era más exigente, recomendó dos ejercicios: llevar un diario personal e imponerse a uno mismo un examen de conciencia todos los días. Eso mismo era lo que los estoicos practicaban también. Con las Meditaciones de Marco Aurelio, ellos nos legaron un modelo para todos los ejercicios espirituales.

Tomar notas, leer, releer, aprender, repetir diariamente algunos aforismos de un autor asociado a la tradición, es lo que proporciona a uno un punto de apoyo. Homero o Aristóteles, Marco Aurelio o Epicteto, Montaigne o Nietzsche, Evola o Jünger, poetas que nos elevan y memorialistas que incitan a la distancia. La única regla es elegir aquello que eleva mientras se disfruta la propia lectura.

Vivir de acuerdo a la tradición es ajustarse al ideal que encarna, cultivar la excelencia en relación a la propia naturaleza para encontrar nuestras raíces de nuevo, es transmitir la herencia y permanecer unido con la propia comunidad. Significa además expulsar el nihilismo de uno mismo, incluso cuando uno esté obligado a fingir rendir tributo a una sociedad que sigue siendo subyugada por el nihilismo a través de los vínculos de deseo. Esto implica una cierta frugalidad, imponerse límites con el fin de liberarse de las cadenas del consumismo. También significa encontrar el propio camino de vuelta a la percepción poética de lo sagrado en la naturaleza, en el amor, en la familia, en el placer y en la acción. Vivir de acuerdo con la tradición significa dar forma a la propia existencia, siendo un exigente juez para con uno mismo, volviendo la propia mirada hacia la despierta belleza de nuestro corazón, en lugar de hacia la fealdad de un mundo en descomposición.

(1) Hablando en general, el pesimismo intrínseco del pensamiento contra-revolucionario - con el que Evola se distingue a sí mismo - proviene de una fijación con las formas (de instituciones sociales y políticas) en detrimento de la esencia de la cosas (que persiste detrás del cambio).

(2) El académico Marco Tarchi, quien durante mucho tiempo ha estado interesado en Evola, ha criticado en él un discurso estéril poblado por sueños de "guerreros" y "aristócratas" (cf. revista "Vouloir", Bruselas, enero-febrero de 1991. Esta revista es editada por el filólogo Robert Steuckers).

* Extracto de la obra Histoire et traditions des Européens. Traducido de la versión inglesa Living in Accordance with Our Tradition de Giuliano Malvicini, por Augusto Bleda para El Frente Negro.

viernes, 20 de septiembre de 2013

Nihilismo Revolucionario en Dostoyevsky (I)

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Por Fiódor Dostoyevski
 
-¿Pero usted por qué supo que el articulo era mío? estaba firmado con una letra... 
 
- Fue por casualidad, en estos días. A traves de un redactor del que soy conocido... me interesó mucho.

- Yo examinaba, lo recuerdo bien, el estado psicológico del criminal en la prosecución de todo el desarrollo del crimen.
 
- Si, e insiste en que el acto de cometer un crimen siempre está acompañado de la enfermedad. Muy pero muy original, pero... no es ésta parte de su articulito lo que me ha interesado, sino cierta idea, filtrada al final del artículo, pero que usted, lamentablemente, solo plantea como alusión, confusamente... en una palabra, si recuerda usted, se plantea alguna alusión a que es como si existieran en el mundo ciertos individuos, que pueden... vale decir no que pueden, sino que tienen el pleno derecho de cometer cualquier clase de excesos y crímenes, y que es como si la ley no estuviera escrita para ellos. 

jueves, 19 de septiembre de 2013

Méritos de la Filosofía Kantiana (I): La clara distinción entre fenómeno y cosa-en-sí

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por Arthur Schopenhauer

Mi línea de pensamiento, por muy distinta que sea en su contenido de la kantiana, está manifiestamente bajo su influencia, la supone necesariamente, arranca de ella; y reconozco que lo mejor de mi propio desarrollo se lo debo, además de a la impresión del mundo intuitivo, a la de las obras de Kant, la de los escritos sagrados de los hindúes y la de Platón. (…) El mayor mérito de Kant es la distinción entre el fenómeno y la cosa en sí, fundada en la demostración de que entre las cosas y nosotros está siempre el intelecto, por lo que aquellas no pueden ser conocidas según lo que puedan ser en sí mismas (…) Con este fin, Kant tuvo que acometer la gran separación entre conocimiento a priori y a posteriori, cosa que antes de él nunca se había hecho con el pertinente rigor y totalidad ni con clara conciencia; por eso fue esta la materia principal de sus profundas investigaciones. (…) Pues él presentó aquí, descubierta por sí misma, de forma totalmente nueva, desde un nuevo aspecto y por una nueva vía, la misma verdad que ya Platón repitió incansablemente y que en su lenguaje formula la mayoría de las veces así: este mundo que aparece a los sentidos no tiene un verdadero ser sino un incesante devenir, es y al mismo tiempo no es, y su captación no es tanto un conocimiento como una ilusión. (…) La misma verdad, de nuevo expresada de una forma totalmente distinta, constituye también una doctrina principal de los Vedas y Puranas, la doctrina de Maya, con la que no se entiende sino lo que Kant denominó el fenómeno por oposición a la cosa en sí: pues la obra de Maya se delata justamente en la forma de este mundo sensible en el que estamos: un hechizo provocado, una apariencia inestable, irreal en sí misma y comparable a la ilusión óptica y el sueño; un velo que envuelve la conciencia humana, un algo de lo que es igualmente falso que verdadero decir que es como que no es. - Pero Kant no solo expresó la misma doctrina de una forma totalmente nueva y original sino que, con la más sosegada y sobria exposición la convirtió en una verdad demostrada e indiscutible; mientras que tanto Platón como los hindúes habían fundado sus afirmaciones en una mera intuición general del mundo, formulándolas como expresión inmediata de su conciencia y exponiéndolas de una forma más mítica y poética que filosófica y clara.. (…) El conocimiento claro y la sosegada y reflexiva exposición de esa condición onírica del mundo constituyen verdaderamente la base de toda la filosofía kantiana, su alma y su mérito supremo. Kant la desarrolló con admirable reflexión y habilidad, analizando y presentando pieza por pieza toda la maquinaria de nuestra facultad de conocer mediante la cual se produce la fantasmagoria del mundo objetivo. (…) Él mostró que las leyes que imperan con inquebrantable necesidad en la existencia, es decir, en la experiencia en general, no son aplicables para deducir y explicar la existencia misma. (…) Kant mostró que aquellas leyes y, en consecuencia, el mundo mismo, están condicionados por las formas cognoscitivas del sujeto; de donde resultaba que, mientras uno siguiera investigando y concluyendo al hilo de ellas, no daría un paso adelante en la cuestión principal, es decir, en el conocimiento de la esencia del mundo en sí y fuera de la representación, sino que solo se movería como la ardilla en la rueda. (…)

* SCHOPENHAUER, A. El Mundo como Voluntad y Representación. Trotta. Madrid. 2009. p. 491 y ss.

lunes, 16 de septiembre de 2013

viernes, 13 de septiembre de 2013

El enigma entre Nietzsche y Stirner

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Por Rüdriger Safranski

En la década de los cuarenta, años en los que a Nietzsche le habría gustado vivir, según confesó a un amigo, hubo un autor que se alzó contra los maquinistas de la lógica histórica y naturalista, y que había escrito sobre el espíritu libre y vivo: «Sabe que el hombre se comporta en forma religiosa o creyente no sólo en relación con Dios, sino también en relación con otras ideas, como el derecho, el Estado, la ley, etcétera, es decir, reconoce las ideas fijas por doquier. Y así quiere disolver el pensamiento a través del pensamiento» (Stirner, 164). Estamos recordando aquí a un provocador filosófico que ya antes de Nietzsche experimentaba con el pensamiento de la inversión, y había formulado su protesta anarquista contra la supuesta lógica férrea de la naturaleza, la historia y la sociedad en una obra que había aparecido el año anterior al nacimiento de Nietzsche. Johann Caspar Schmidt, profesor en el Centro de Educación de Señoritas de Berlín, publicó en 1844, bajo el pseudónimo de Max Stirner, su obra El Único y su propiedad, un libro que entonces llamó mucho la atención. Por su radicalidad individual y anarquista, los ambientes normales de la filosofía e incluso los disidentes rechazaron oficialmente la obra como escandalosa y desatinada.

Pero en privado muchos estaban fascinados por su autor. Marx se sintió incitado a escribir una crítica de esta obra, una crítica que alcanzó unas dimensiones superiores al libro criticado, y que al final no fue publicada. Feuerbach escribió a su hermano que Stirner era «el escritor más genial y libre que había conocido» (Lanka, 49); pero en público no se manifestó sobre este autor. Por lo demás, la callada repercusión de Stirner continuó también más tarde. Husserl habló una vez de su «fuerza seductora», aunque no lo menciona en la propia obra. Carl Schmitt, de joven, estaba profundamente impresionado por Stirner, y en 1947, encontrándose en prisión, se sintió «tentado» de nuevo por él. Georg Simmel se prohíbe a sí mismo el contacto con este «tipo sorprendente de individualismo».

lunes, 9 de septiembre de 2013

Heráclito, un revolucionario conservador

~ Ártemis de Éfeso, guardiana del libro de Heráclito ~
Por Theodor Gomperz

Presentamos completo el capítulo dedicado a Heráclito de la obra "Pensadores Griegos" de Theodor Gomperz. Resulta vital para la discusión sobre el aspecto político del pensamiento del Oscuro.

Lejos del abigarrado tumulto del mercado y de los astilleros retumbantes de Mileto, a la sombra de un santuario ha nacido la doctrina de Ηeráclito [66]. Es éste en nuestra revista panorámica el primer sabio del mundo que no calcula, ni mide, ni traza, ni experimenta; una cabeza especulativa cuya amplitud de espíritu debe ser conceptuada como milagrosa y que aun hoy día solaza y nutre nuestro entendimiento. Pero al propio tiempo un mero filósofo en el sentido menos agradable de la palabra, es decir, un hombre que no es maestro en ninguna disciplina de la ciencia y que se erige en juez de todos los maestros. Numerosos fragmentos de su obra profunda, llena de alegorías y redactada en un lenguaje no del todo exento de amaneramientos, y pocas pero significativas noticias de su vida, nos permiten familiarizarnos con la figura imponente del "oscuro" mejor que con la de cualquiera de sus antecesores y contemporáneos dedicados a la filosofía. Bien pronto por cierto tejió la leyenda su trama en torno de la cabeza del filósofo "lloroso". Las fechas de su nacimiento y de su muerte nos son desconocidas. Su apogeo ha sido fijado alrededor de la 69º olimpíada (504-501) basándose para ello probablemente en un acontecimiento determinado en el cual había participado. Pues este descendiente de los reyes municipales de Éfeso, que pudo haber reclamado para sí el cargo de rey sacerdotal, pero al que renunció en favor de su hermano, intervino sin duda en forma activa y repetidas veces en los destinos de su patria, como por ejemplo cuando indujo al príncipe municipal Melancomas a abdicar de su gobierno [67]. Mas la redacción de su obra difícilmente puede haber tenido lugar antes de 478, deducción que se basa en las condiciones políticas que la misma refleja.

La soledad y la belleza natural fueron las musas de Heráclito. Orgulloso, lleno de invencible confianza en sí mismo, no se ha sentado a los pies de ningún maestro. Pero cuando el joven, entregándose a la meditación recorría las alturas que rodean a su ciudad natal, alturas de una belleza admirable y cubiertas de una vegetación de casi tropical exuberancias [68], entonces más de un presentimiento de la vida cósmica y de sus leyes penetraba su alma ansiosa de saber. Los grandes poetas de su pueblo habían nutrido su imaginación infantil, dotándola de espléndidas visiones, pero no bastaban sus creaciones para brindar a su mente madura una satisfacción duradera. Pues ; ya se habían suscitado dudas —Jenófanes fue el primero— respecto de la realidad de las creaciones míticas, y ya se había inculcado en las almas sensibles un ideal más elevado, del que distaban mucho los dioses homéricos, presos de vicios y pasiones humanas. Heráclito no desea ver cubierto de altos honores al poeta que en unión de Hesíodo (por citar palabras del historiador Herodoto) ha creado la mitología de los griegos; bien al contrario, preferiría contemplarlo "excluido de las conferencias públicas y azotado con la vara". A todas las creaciones de la creencia popular se enfrenta con igual hostilidad: a la adoración de los ídolos que no es otra cosa que "charlar con las paredes"; a la ofrenda de sacrificios, que suplanta una mancha con "otra, "como si el que ha pisado fango quisiera lavarse con fango", a los ejercicios "desvergonzados" del culto de Dionisos no menos que a las "consagraciones nefastas" de los misterios. Tampoco la "polimatía" o "sabiondez" de Hesíodo, "a quien la mayoría sigue como a su maestro", escapa a su vituperio, así como la del matemático filosofante Pitágoras o la del rapsoda filósofo Jenófanes o la que demuestra poseer el historiador y geógrafo Hecateo. Él ha aprendido de todos ellos, pero a ninguno rinde culto. Sólo para la sencilla sabiduría práctica de Bías encuentra una palabra de elogio efusivo. Fuertemente influido por, Anaximandro, demuestra su agradecimiento hacia el mismo no incluyéndolo —como tampoco a Tales y Anaxímenes — entre los tan criticados maestros de la "sabihondez" que "no plasma el espíritu". Todo lo mejor cree deberlo a sí mismo; pues de "todos los discursos que ha oído, ninguno ha alcanzado la verdadera comprensión". Si se encara a los poetas y pensadores, en parte con sombrío encono, en parte con fría desconfianza ¡cuan grande no será su desprecio por la masa del pueblo! En efecto, sus injurias caen como mazazos sobre ésta: "se llenan la panza como animales" y "millares de ellos no pesan lo que un. espíritu selecto". ¿Cómo puede pretenderse que el injuriador de la plebe" [69] quisiese conquistar el favor de las multitudes y que a tal efecto se hubiera preocupado tan sólo de procurar la fácil comprensión de sus exposiciones? A po­cos elegidos se dirige su sabiduría enigmática, sin preocuparse de los más que se parecen a los perros que "ladran a quien no conocen" o también al asno que "prefiere el atado de heno al oro". Ve anticipadamente el reproche que encontrará la forma sibilina y el sombrío contenido de su obra, pero se le adelanta señalando los modelos más gloriosos. El dios pitio "no declara ni oculta, sino insinúa", y "la voz de la sibila que con boca furiosa anuncia cosas ingratas, sin unción y sin afeites", atraviesa los siglos por virtud del dios que habla por su intermedio. Y la recompensa tardía le basta, pues "hay algo que los espíritus eximios prefieren a todo lo demás, la gloria póstuma inextinguible".

jueves, 5 de septiembre de 2013

Los Opuestos y el Cosmos Eterno Heracliteo

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Por Rodolfo Mondolfo 

- Reseña, en lo tocante a Heráclito, de la obra de John Burnet, Early Greek Philosophy (1983) -

(...) Burnet vincula con el momento histórico y el renacimiento religioso de la época el tono profético e inspirado que se encuentra en Heráclito tal como en Píndaro, Esquilo y otras grandes personalidades del mismo tiempo. (...) El gran descubrimiento que Heráclito se jacta de haber cumplido (dice Burnet) es el de la unidad de los contrarios que convierte la lucha de ellos en armonía. Anaximandro había considerado como mal e injusticia la división de lo Uno en los opuestos; Heráclito, en cambio, afirma que la unidad de lo Uno está justamente en la tensión contraria de los opuestos. Uno y múltiple son coeternos e idénticos; la oposición y la lucha son la justicia soberana. Por eso elige como sustancia universal el fuego «siempre viviente», cuya vida es flujo y cambio incesante. (...)

Heráclito, sostiene Burnet, declara eterno al cosmos, y por eso debe haber pensado en una permanencia constante del conflicto de fuego y agua del que habla el escrito hipocrático Sobre el régimen. Un instante sólo de conflagración universal destruiría la tensión de los contrarios y volvería así imposible el nacimiento de un nuevo mundo. La tensión de los contrarios constituye la «armonía oculta» del universo, es decir, su estructura por tensiones opuestas como las del arco o la lira. La guerra reina en todo el cosmos tal como entre los hombres; sin contrastes no habría vida ni armonía. Los opuestos son correlativos por ser las dos caras de toda realidad, las que no pueden existir una sin otra, como día y noche, hambre y hartura, reposo y movimiento; camino arriba y abajo, frío y calor, seco y húmedo, bien y mal, etc.

La lucha entre ellos es justicia y ley divina eterna; los contrarios se unifican y coinciden en Dios, para quien todos son buenos a pesar de las distinciones humanas entre cosas buenas y malas. Dios, unidad de todos los opuestos, única sabiduría, no puede pensarse antropomórficamente; Heráclito continúa la lucha de Jenófanes contra la religión vulgar; en cambio Burnet se niega a considerarlo con Pfleiderer vinculado con la religión de los misterios. Su religión es una religión de la unidad universal que es armonía de los opuestos; ésta es la única Sabiduría o «lo común» a todos los seres (contrario, sin embargo, al «Sentido común» u opinión vulgar de la masa) a que debe inspirarse la ética del sabio, quien mira en la ley divina, reconociendo en las mudables leyes humanas copias imperfectas del ejemplar único eterno.

* MONDOLFO, R., <<Interpretaciones de Heráclito en el último medio siglo>> en SPENGLER, O.Heráclito. 1947. Buenos Aires. Espasa-Calpe. págs. 19-23.

miércoles, 4 de septiembre de 2013

La Enemistad como Criterio de lo Político

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Por Carl Schmitt
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Una definición conceptual de lo político puede obtenerse sólo mediante el descubrimiento y la verificación de categorías específicamente políticas. De hecho, lo político tiene sus propios criterios que se manifiestan de un modo particular frente a las diferentes áreas específicas relativamente independientes del pensamiento y del accionar humanos, en especial frente a lo moral, lo estético y lo económico. Por ello lo político debe residir en sus propias, últimas, diferenciaciones, con las cuales se puede relacionar todo accionar que sea político en un sentido específico. Supongamos que, en el área de lo moral las diferenciaciones últimas están dadas por el bien y el mal; que en lo estético lo están por la belleza y la fealdad; que lo estén por lo útil y lo perjudicial en lo económico o bien, por ejemplo, por lo rentable y lo no-rentable. La cuestión que se plantea a partir de aquí es la de si hay — y si la hay, en qué consiste — una diferenciación especial, autónoma y por ello explícita sin más y por si misma, que constituya un sencillo criterio de lo político y que no sea de la misma especie que las diferenciaciones anteriores ni análoga a ellas.

La diferenciación específicamente política, con la cual se pueden relacionar los actos y las motivaciones políticas, es la diferenciación entre el amigo y el enemigo. Esta diferenciación ofrece una definición conceptual, entendida en el sentido de un criterio y no como una definición exhaustiva ni como una expresión de contenidos. En la medida en que no es derivable de otros criterios, representa para lo político el mismo criterio relativamente autónomo de otras contraposiciones tales como el bien y el mal en lo moral; lo bello y lo feo en lo estético, etc. En todo caso es autónomo, no por constituir un nueva y propia esfera de cuestiones, sino por el hecho que no está sustentado por alguna, o varias, de las demás contraposiciones ni puede ser derivado de ellas. Si la contraposición del bien y del mal no puede ser equiparada así como así y simplemente con la de lo bello y lo feo, ni con la de lo útil y lo perjudicial, siendo que tampoco puede ser derivada de ellas, mucho menos debe confundirse o entremezclares la contraposición del amigo y el enemigo con cualquiera de las contraposiciones anteriores. La diferenciación entre amigos y enemigos tiene el sentido de expresar el máximo grado de intensidad de un vínculo o de una separación, una asociación o una disociación. Puede existir de modo teórico o de modo práctico, sin que por ello y simultáneamente todas las demás diferenciaciones morales, estéticas, económicas, o de otra índole, deban ser de aplicación. El enemigo político no tiene por qué ser moralmente malo; no tiene por qué ser estéticamente feo; no tiene por qué actuar como un competidor económico y hasta podría quizás parecer ventajoso hacer negocios con él. Es simplemente el otro, el extraño, y le basta a su esencia el constituir algo distinto y diferente en un sentido existencial especialmente intenso de modo tal que, en un caso extremo, los conflictos con él se tornan posibles, siendo que estos conflictos no pueden ser resueltos por una normativa general establecida de antemano, ni por el arbitraje de un tercero "no-involucrado" y por lo tanto "imparcial".

La posibilidad de entender y comprender correctamente — y con ello también el derecho a participar y a juzgar — están dados aquí sólo por la colaboración y la coparticipación existenciales. Al caso extremo del conflicto solamente pueden resolverlo entre si los propios participantes; esto es: cada uno de ellos sólo por si mismo puede decidir si la forma de ser diferente del extraño representa, en el caso concreto del conflicto existente, la negación de la forma existencial propia y debe, por ello, ser rechazada o combatida a fin de preservar la propia, existencial, especie de vida. En la realidad psicológica, al enemigo fácilmente se lo trata de malo y de feo porque cada diferenciación recurre, la mayoría de las veces en forma natural, a la diferenciación política como la más fuerte e intensa de diferenciaciones y agrupamientos a fin de fundamentar sobre ella todas las demás diferenciaciones valorativas. Pero esto no cambia nada en la independencia de esas contraposiciones. Consecuentemente, también es válida la inversa: lo que es moralmente malo, estéticamente feo o económicamente perjudicial todavía no tiene por qué ser enemigo; lo que es moralmente bueno, estéticamente bello o económicamente útil no tiene por qué volverse amigo en el sentido específico, esto es: político, de la palabra. La esencial objetividad y autonomía de lo político puede verse ya en esta posibilidad de separar una contraposición tan específica como la de amigo-enemigo de las demás diferenciaciones y comprenderla como algo independiente.

* SCHMITT, C. El Concepto de lo Político. La Editorial Virtual. Buenos Aires. Parágrafo 2.