Bienvenidos a la Bahía

lunes, 20 de diciembre de 2010

“Actualmente rige un capitalismo social y del deseo”

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Entrevista a Maurizio Lazzarato, quien retoma a Deleuze y Guattari para un abordaje crítico del marxismo clásico que se constituya en herramienta de transformación. “Lo que se produce ya está vendido –señala–, porque antes se convirtió en objeto de deseo.”
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Por Pedro Lipcovich
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jueves, 9 de diciembre de 2010

La Izquierda del Frente Nacional


 
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Por Osvaldo Calello

En octubre de 1945 el periódico Frente Obrero publicó bajo el título “¡Por qué apoyan los obreros a Perón!” un artículo en cuyo párrafo inicial afirmaba lo siguiente: “Los acontecimientos de los días 17 y 18 de este mes han dejado perplejos y confundidos a los stalinistas y, en general, a toda la pequeña burguesía que se hallaba bajo el influjo ideológico de la oligarquía y del imperialismo (...) ”. Sin embargo, “una justa interpretación de los sucesos indicados no puede hacerse sin considerar el momento que vive el mundo. La clase trabajadora de todos los países siente oscuramente que las condiciones han cambiado, que deben reorganizar sus cuadros y rectificar el rumbo seguido en los pasados años. Al proletariado argentino la política peronista en los sindicatos le ofreció un inesperado apoyo para librarse, en parte, del abrazo asfixiante de los partidos socialista y comunista, que querían utilizar las fuerzas de la clase obrera para remachar las cadenas de la explotación imperialista”. Más adelante el artículo sostuvo: “Aquellos que desconocen el sentido y la importancia de las tareas nacionales en nuestra Revolución, están incapacitados para comprender estos acontecimientos en general, están incapacitados para comprender nada”.

martes, 7 de diciembre de 2010

Entrevista a Žižek: Contra el Goce

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Slavoj Žižek, prestigioso ensayista esloveno, autor de unos cincuenta libros, hizo gala de su proverbial humor y habló sobre los límites de la democracia liberal y del comunismo. Además, criticó el mandato actual que culpabiliza al que no goza “lo suficiente” y a esta sociedad permisiva que, paradójicamente, es “la que nos regula como nunca antes”. 

(Entrevista realizada en el 2003)

domingo, 7 de noviembre de 2010

Discurso a los Trabajadores del Cobre

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Por Salvador Allende
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Quiero referirme ahora a la iniciativa más trascendente y más importante de este Gobierno: al proyecto de reforma constitucional destinado a nacionalizar, sin apellidos, el cobre. Cuando planteamos en la campaña presidencial que Chile debería recuperar las riquezas fundamentales que están en manos del capital foráneo, señalamos muy claramente que los países dependientes o en vías de desarrollo no podrían jamás elevar sus condiciones materiales de existencia para sus pueblos y abrir horizontes más amplios, desde el punto de vista intelectual y espiritual, si acaso Chile no recuperaba esas riquezas, si nosotros no aprovechábamos el excedente que produce nuestra economía, si no planificábamos el desarrollo económico y utilizábamos los recursos que hoy día se van de nuestra patria, más allá de la frontera; van a fortalecer grandes empresas, fabulosas empresas que vuelcan sus capitales en los países poco desarrollados porque les rinden más intereses. Dije ante el pueblo, para que el pueblo lo aprendiera y no lo olvidara, que Chile, como tantos países de América Latina, era un país potencialmente rico y que, sin embargo, hoy somos un país pobre.

lunes, 1 de noviembre de 2010

Repolitizar la Economía

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Por Slavoj Žižek
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La gran novedad de la era pospolítica actual —la era del “fin de las ideologías”— es la despolitizacion radical de la esfera de la economía: el modo en que la economía funciona (la necesidad de recortar el gasto social, etc.) es aceptado como un simple dato del estado de cosas objetivo. Sin embargo, en la medida en que ... esta despolitización fundamental de la esfera económica sea aceptada, todas las discusiones sobre la ciudadanía activa y sobre los debates públicos de donde deberían surgir las decisiones colectivas seguirán limitadas a cuestiones “culturales” de diferencias religiosas, sexuales o étnicas —es decir, diferencias de estilos de vida— y no tendrán incidencia real en el nivel donde se toman las decisiones de largo plazo que nos afectan a todos. En suma, la única manera de crear una sociedad donde las decisiones críticas de largo plazo surjan de debates públicos que involucren a todos los interesados es poner algún tipo de límite radical a la libertad del Capital, subordinar el proceso de producción al control social. La repolitización radical de la economía. Esto es: si el problema con la pospolítica actual (la “administración de los asuntos sociales”) es que cada vez socava más la posibilidad de una acción política verdadera, ese socavamiento responde directamente a la despolitización de la economía, a la aceptación común del Capital y de los mecanismos del mercado como herramientas/procedimientos neutros que deben ser explotados.
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(Extracto de "Dije Economía Política, estúpido")

miércoles, 20 de octubre de 2010

El Caso Nell y el Proceso Político Argentino

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"El Caso Nell, clave para el Proceso Político Argentino"
(1967)

Por J.W. Cooke.
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"Nell, ligado directamente a la lucha de masa trabajadora y capaz de asimilar críticamente los datos de la realidad contemporánea, fue uno de los primeros en tomar conciencia de que, en nuestras naciones dependientes, no hay nacionalismo de derecha posible, y, que con ese punto de partida, concluir, que a esta altura ni siquiera es posible un nacionalismo burgués. Esa evolución determinó que un grupo se separase de Tacuara rápidamente (...) hacia planteos más radicales: el carácter global de la lucha liberadora del Tercer Mundo, la Revolución Social y la Liberación Nacional como aspectos indisociables de un proceso único"

jueves, 23 de septiembre de 2010

La Batalla de la Soberanía

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De Raúl Scalabrini Ortiz
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"De un lado está el pueblo de la nación. Del otro los agentes extranjeros, algunos núcleos de mercenarios y ciertos engañados por las banderas que los extranjeros nos hurtaron, como las palabras libertad y democracia,... que cuando no están henchidas de sentido popular, es como embriagarse bebiendo un vaso vacío."
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sábado, 11 de septiembre de 2010

El Estado que destruyeron...

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Por Raúl Scalabrini Ortiz
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"La Nación es una sociedad de grado superior eminente, que debe ejercer sus derechos con una independencia total en el dominio que es suyo. Y el Estado, que asume y resume la representación de la nación, tiene el irrecusable deber de impedir las acciones de agresivo nacionalismo extranjero que amenazan a sus miembros, y considerar, por su parte, que de ninguna manera, y desde ningún ángulo, puede calificarse de nacionalismo excesivo a la voluntad de defender a nuestra industria, mantener el salario de nuestros obreros y su plena ocupación, querer continuar manejando nuestra propia moneda y la distribución del crédito, proponemos proseguir poseyendo los medios de transporte que son nuestros, e intentar, sin perjuicio para nadie, la diversificación de la vida colectiva individual."
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La tarea, hoy, es recobrar lo perdido.
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sábado, 14 de agosto de 2010

La América de Origen Inglés contra la América de Origen Español

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Por Rufino Blanco Fombona 
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(1921)
Los Estados Unidos parecen haber sido puestos por la fatalidad en el Nuevo Mundo, para causar daños a América en nombre de la libertad.”
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Simón Bolivar

jueves, 15 de julio de 2010

¿Qué fue revolucionado hace cuarenta años, el mundo o el capitalismo?

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Por Slavoj Žižek
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"¿Qué mejor prueba del triunfo del capitalismo en las tres últimas décadas que la desaparición del propio término “capitalismo”? Así pues, la única verdadera cuestión hoy es: ¿apoyamos esta naturalización del capitalismo, o contiene el capitalismo global de hoy en día contradicciones lo bastante fuertes como para prevenir su reproducción indefinida? "

lunes, 12 de julio de 2010

Tierra Versus Mar

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Por El Emboscado *

Con el fin de la guerra fría, la caída del muro junto a la consiguiente reunificación alemana, la desintegración de la Unión Soviética (la mayor catástrofe geopolítica del siglo XX) y el cambio de régimen político y económico en Rusia, se daría paso a la instauración de un orden mundial unipolar. Esto ya fue anunciado en su tiempo por G. Bush padre con la expresión New World Order, que se haría tan famosa en la época. Esto no quería ser otra cosa más que la expansión al resto del planeta del sistema económico, político, cultural, social y tecnológico que había imperado en el bloque occidental, lo que suponía, en definitiva, la aparición de un nuevo proceso que es el que hoy se conoce como globalización.


sábado, 10 de julio de 2010

El Conflicto como Impulsor del Cambio

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Por El Emboscado *
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Al principio era la acción”.
Goethe
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La vida, el hombre, las cosas, el mundo y las situaciones albergan contradicciones, fruto todas ellas de la existencia de tensiones contrapuestas en su interior, lo que da lugar de forma inevitable a la aparición del conflicto en sus más variadas formas. Es este, en la práctica, el que impulsa el cambio, el movimiento histórico, empujando hacia delante los acontecimientos, movilizando al mundo y dotando al ser humano de su conciencia histórica.


martes, 6 de julio de 2010

Pueblo y Oligarquía - Capítulo Tres

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"La Historia crítica de los partidos políticos argentinos aspira a proporcionar al lector las premisas de un programa nacional de cambios sociales, dictado por las contradicciones del proceso concreto, programa que tiene que inspirarse (para no caer en la mezquindad de lo inmediato) en la ambición del hombre que conquista los espacios, arranca a la naturaleza sus íntimos secretos y descubre las leyes objetivas rectoras de la comunidad en que vive."

Por Rodolfo Puiggrós

"De la Independencia Económica sin Justicia Social"
Capítulo Tres


lunes, 5 de julio de 2010

América Latina en la Era Contemporánea

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Por Alberto Methol Ferré

Muy buenos días a todos. El asunto es intentar hacer unos esquemas básicos para ver si nos entendemos nítidamente. Numero uno: ¿cuál es el rasgo de la era contemporánea? Dicho en forma rápida: es la era del fin de los Estados Nación que emergieron en el siglo XIX. Los ingleses, los franceses, los alemanes, el japonés, el italiano. Esos cinco eran como arquetipos del Estado-Nación del siglo XIX. Esos estados, todos individualmente, hoy son totalmente secundarios y han sido sustituidos en forma ostensible, desde la segunda mitad del siglo XX, por la URSS y por los Estados Unidos de América, o sea, han emergido como potencias mundiales dos gigantescos estados industriales de índole continental. Estamos en el salto de lo que muchos autores piensan que es la sustitución de los Estados Nación por los Estados Continentales, que en el fondo son desarrollos del Estado Nación, pero de dimensiones gigantescas, en comparación con Inglaterra, Francia, Alemania, etc., que pasan a ser estados totalmente secundarios, tomados por sí mismos, salvo que hagan la Unión Europea, que es el intento de formar un Estado Continental.

Y salvo que América Latina logre formar un estado continental de América del Sur o del conjunto de América Latina podrá hacer algo en la historia. Sólo si el mundo árabe con muchos paisitos chiquitos, algunos muy ricos y otros muy pobres, forman un gran estado continental, dejará de hacer lo que hace hoy que es auto eliminarse irracionalmente en una inutilidad histórica ejemplar. Entonces, me parece que es útil decir que se nos plantean los problemas de la integración porque tenemos la necesidad de configurar un estado continental para poder ser una sociedad protagónica en el mundo. Con estados medianos o pequeños integramos el coro de la historia como lo somos hoy. Ese me parece que es el axioma número uno.

jueves, 1 de julio de 2010

Pueblo y Oligarquía - Capítulo Dos

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"Solamente cuando el marxismo y el nacionalismo coinciden (cuando el primero hace de la causa interna la base de los cambios sociales y el segundo comprende que la causa mundial de la liberación nacional de los pueblos y de la emancipación social del proletariado es la condición de nuestro propio desarrollo nacional), la victoria es inevitable."

Por Rodolfo Puiggrós 

"De la Organización Nacional sin Independencia Económica"
Capítulo Dos


lunes, 28 de junio de 2010

Pueblo y Oligarquía - Capítulo Uno

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Por Rodolfo Puiggrós

La siguiente obra ha sido titulado también "Historia Crítica de los Partidos Políticos", aparecida poco despúes del golpe que derrocó a Perón en 1955. Puiggrós nos otorga una visión panorámica de los hechos decisivos, contradicciones e intereses que fueron empujando al Pueblo Argentino en su devenir histórico hasta nuestros días. En este año del bicentenario seguiremos acercando obras de estos pensadores nacionales para alumbrar el camino hacia la definitiva liberación nacional y social de nuestra Patria.

"De la Soberanía Política sin Organización Nacional"
Capítulo Uno

martes, 15 de junio de 2010

Sobre el Nihilismo y la Rebeldía en Ernst Jünger

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Por Ricardo Andrade Ancic

I

Ernst Jünger (1895-1998), autor de diarios claves sobre lo que se llamó la estética del horror, así como de un importante ensayo -El Trabajador- acerca de la cultura de la técnica moderna y sus repercusiones, está considerado, incluso por sus críticos más acerbos, como un gran estilista del idioma alemán, al que algunos incluso ponen a la altura de los grandes clásicos de la literatura germánica. Fue el último sobreviviente de una generación de intelectuales heredada de la obra de Oswald Spengler, Martin Heidegger, Carl Schmitt y Gottfried Benn. Apasionado polemista, nunca estuvo ajeno de la controversia política e ideológica de su patria; iconoclasta paradójico, enemigo del eufemismo, "anarquista reaccionario" en sus propias palabras, abominador de las dictaduras (fue expulsado del ejército alemán en 1944 después del fracaso del movimiento antihitlerista) y las democracias (dictaduras de la mayoría, como las llamó Karl Kraus, líder espiritual del círculo de Viena). En 1981, Jünger recibió el premio Goethe en Frankfurt, máximo galardón literario de la lengua germana. Sus obras, varias de ellas de carácter biográfico, giran sobre el eje de protagonistas en cuyas almas el autor intenta plasmar una cierta soledad y desencantamiento frente al mundo contemporáneo; al tema central, intercala disquisiciones acerca del origen y destino del hombre, filosofía de la historia, naturaleza del Estado y la sociedad. Por sobre esto, sus obras constituyen un llamado de denuncia y advertencia ante el avance incontenible y abrasador del nihilismo como movimiento mundial, a la vez que se convierten en guías para las almas rebeldes ante este proceso avasallador.

sábado, 12 de junio de 2010

Malvinas desde el Pensamiento Nacional

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Por Francisco José Pestanha

"El pensamiento nacional constituye toda una tendencia del saber que, si bien nunca aspiró a un encuadramiento especifico en tanto estuvo caracterizada por lógicos y nítidos matices, asumió el desafío de producir ciencia desde el propio lugar, desde la propia América, desde la propia Argentina, en una suerte de epistemología de la periferia."

jueves, 10 de junio de 2010

Mi Noción de Libertad

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Por Friedrich Nietzsche

A veces el valor de una cosa no reside en lo que con ella se consigue, sino en lo que por ella se paga, en lo que nos cuesta. Consignaré un ejemplo. Las instituciones liberales, una vez impuestas dejan de ser pronto liberales; posterior­mente, nada daña en forma tan grave y radical la libertad como las instituciones liberales. Sabidos son sus efectos: socavan la voluntad de poder, son la nivelación de montaña y valle elevada al plano de la moral, empequeñecen y llevan a la pusilanimidad y a la molicie; con ellas triunfa siempre el hombre-rebaño. El liberalismo significa el desarrollo del hom­bre-rebaño. Las mismas instituciones, mientras se brega por ellas, producen otros efectos; promueven también, en efecto, poderosamente la libertad. Bien mirado, es la guerra la que produce estos efec­tos; la guerra librada por las instituciones liberales, que como guerra perpetúa los instintos antiliberales. Y la guerra educa para la libertad. Pues ¿qué significa liber­tad? Que se tiene la voluntad de responsabilidad perso­nal. Que se mantiene la distancia jerárquica que diferen­cia. Que se llega a ser más indiferente hacia la penu­ria, la dureza, la privación y aun hacia la vida. Que se está pronto a sacrificar en aras de su causa vidas humanas, la propia inclusive. Significa la libertad que los instintos viriles, guerreros y triunfantes privan sobre otros instintos, por ejemplo, los de la “felici­dad”. El hombre libertado, y, sobre todo, el espíritu libertado, pisotea el despreciable bienestar con que sueñan mercachifles, cristianos, vacas, mujeres, ingle­ses y demás demócratas. El hombre libre es un gue­rrero.

¿Cuál es el criterio de la libertad en los individuos y los pueblos? La resistencia que es preciso superar, el esfuerzo que demanda el mantenerse arriba. (...) Ningún pueblo importante que llegó a ser un pueblo de valía, llegó a serlo bajo insti­tuciones liberales; solo un grave peligro hizo de él algo dignó de veneración: el peligro nos da la noción de nuestros recursos, nuestras virtudes, nuestras ar­mas, nuestro espíritu, nos obliga, en suma, a ser fuertes... Primer axioma: hay que estar obligado a ser fuerte o si no, no se lo es nunca. Esos grandes semilleros del hombre fuerte, del tipo humano más fuerte que se ha dado jamás, las comunidades aristo­cráticas al estilo de Roma y Venecia, entendían la li­bertad exactamente en el sentido en que yo entiendo la palabra “libertad”: como algo que se tiene y no se tiene; que se quiere, que se conquista...

martes, 8 de junio de 2010

Ejército y Colonialismo

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Por Juan José Hernández Arregui
 Fragmento de "Peronismo y Socialismo" (1972)

La política del Ejército es compleja. En los países coloniales no responde a reglas uniformes. Por eso es arriesgada una posición antimilitarista excluyente. De un lado, negar el papel reaccionario de los mili­tares es una inconsecuencia. Bastan los ejemplos de Argentina, Brasil, Bolivia, etc. Pero descartar el anticolonialismo de los ejércitos, en determinadas coyunturas, es igualmente dogmático. Al respecto, es suficiente la mención de Egipto, Argelia, Siria, Li­bia, ciertos países del África, etc. surgidos a la vida independiente con la participación decisiva del ejér­cito. La posición de los militares argentinos se presta a interpretaciones adversas, por la actitud decidida­mente colonialista y antiobrera que desde 1955 han asumido las fuerzas armadas. Empero, de ese mismo Ejército -junto a la visión patriótica de soldados como Baldrich, Mosconi, Savio y otros- han procedi­do conductores nacionales de la talla de Perón.

La ideología de los militares es confusa, con ten­siones políticas y mentales peculiares, y que según las coacciones internas y externas condicionantes puede orientarse en diversas direcciones. Este inestable comportamiento de los militares argentinos debe ex­plicarse mediante el análisis del colonialismo. Las naciones imperiales, en efecto, no pueden prever con exactitud la disposición de los ejércitos coloniales. En la última década, en Iberoamérica, han apareci­do regímenes militares antinacionales. Pero otras variantes preocupan por su significado inverso a las grandes metrópolis. En ciertos países, los militares son hostiles al imperialismo. En otros, sus aliados. Así se comprende que en EE.UU. -a medida que se debilita su hegemonía mundial- se alcen voces que, indistintamente, apoyan o temen el rol de los ejércitos nativos en las áreas coloniales. Tal el juicio del sena­dor norteamericano Frank Church. Para Church, EE.UU. debe precaverse de todo nacionalismo liderado por los militares de la América latina. Church, reconoce que el sentimiento antiyanqui de estos pueblos -lo que es mentar la cuerda en casa del ahor­cado- tiene sus causas en los procedimientos de EE.UU. No serían las izquierdas, según Church, las verdaderas opositoras al yanquismo, sino los ejér­citos: "Nosotros mismos -dice Church- nos desorientaríamos gravemente si lo atribuyéramos a la propaganda comunista o a la propaganda del castrismo". A continuación reactualiza como propia la tesis del "nasserismo" -debida al ensayista polí­tico argentino Rogelio García Lupo- como un mol­de nuevo, en América latina, del pensamiento de los militares. Cabe acotar, contra lo que supone Church, que el "nasserismo" no es reciente en Ibe­roamérica, si por tal se entiende la resistencia a la penetración extranjera en los países del hemisfe­rio. Son muestras Lázaro Cárdenas, Getulio Vargas, Villarroel en Bolivia, Velasco Alvarado, Perón en la Argentina.

domingo, 6 de junio de 2010

El Artículo 40 es Bastión de la República

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Por Raúl Scalabrini Ortíz

En este texto veremos como Scalabrini defiende el artículo 40, presente en la constitución de 1949, que defendía el patrimonio nacional, poniendo los servicios públicos y los recursos naturales en manos del Estado. Olvidado tras el Golpe de Estado liberal de 1955.

Digitalizacíon por El Frente Negro
Extraído de "Bases para la Reconstrucción Nacional"
Compilación de Artículos escritos en el periódo de 1955-1965
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lunes, 17 de mayo de 2010

Banqueros, la Mafia del Planeta

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Andrés Soliz Rada
(Izquierda Nacional de Bolivia)

La revista “Forbes” ha declarado a Obama el personaje más poderoso del mundo. La desorientadora decisión oculta que el poderío del planeta está en los Bancos. Los Bancos controlan a los gobiernos (incluyendo al de EEUU) y deciden cuanto dinero manejan, y no a la inversa. “Forbes” silencia que el Banco Central de EEUU, denominado Banco de la Reserva Federal (BRF), es una asociación de Bancos privados, que, desde 1913, imprime dólares en forma exclusiva, sin fiscalización adecuada, en cantidades que él decide y fija las tasas de interés. Los grandes Bancos se fundan, se organizan, se auto financian y se rescatan con dinero de los contribuyentes. Predican el libre mercado, pero sólo caerán si cae el sistema, por que son su esencia.

Nadie eligió a los poderosos banqueros. Son el poder más totalitario y anti democrático imaginable ¿De dónde salen los dólares que emite el BRF? La respuesta es increíble: Del aire. ¿Y cuánto vale el dólar? Lo que los banqueros deciden. Todas las monedas del mundo dependen del dólar y el dólar de la voluntad de los banqueros. El BRF emite dólares respaldados por deudas reconocidas por los gobiernos, los que, a su vez, las garantizan con el patrimonio de las naciones. Si incumplen sus obligaciones, se produce fuga de divisas, recesiones, insolvencias y quiebras, con lo que los banqueros se apropian de esos bienes.

sábado, 15 de mayo de 2010

Las enseñanzas del proceso histórico mundial

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Por Juan Domingo Perón
Extracto de "Modelo para el Proyecto Nacional"

De dos fuentes proviene el crecimiento económico de los países más avanzados. Por un lado, de sus propios recursos tecnológicos y acumulación de capital. Por el otro, del acceso a las riquezas y el trabajo de los países colonizados. El traspaso de las riquezas de estos últimos países a las grandes potencias se efectuó de muy diversas formas. De acuerdo con las circunstancias, se utilizó desde el procedimiento de la apropiación física hasta el de la remesa de beneficios para las inversiones imperiales, pasando por las etapas intermedias de ambos extremos.

De esa manera, muchos países colonizados expandieron su producto, pero no su ingreso. Así se mostró un aparente progreso que, en realidad, encubría su miseria. Para mantener este sistema se necesitó de la dominación política. El arma empleada para ello se adecuó también a las circunstancias. Fue así como se acudió al empleo de las fuerzas militares, en intervenciones directas o indirectas; al copamiento de gobiernos o de sectores claves del país; a la complicidad de los grupos dirigentes; a la acción sutil de las organizaciones que sirven a intereses supranacionales; a los empréstitos, que bajo la forma de “ayudas” atan cada vez más a los países dependientes. Es decir, se recurrió a cuanto procedimiento fuera útil para los fines de dominación perseguidos.

miércoles, 5 de mayo de 2010

F.O.R.J.A., Su Nacimiento y Acción

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Por Juan José Hernández Arregui
Extracto de "La Formación de la Conciencia Nacional"

La Restauración de la Argentina sólo podrá cumplirse sobre la base de la soberanía popular, la emancipación económica y del imperio de la justicia social”.

sábado, 1 de mayo de 2010

¿Qué es el Nacionalismo?


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Por Juan José Hernández Arregui 

Este texto digitalizado por El Frente Negro trata alrededor de los temas centrales del libro "Nacionalismo y Liberación", y oficia de introducción a las diversas exposiciones y conferencias que dicha obra alberga. Esperemos este material sea de utilidad, indispensable para comprender el destino de Argentina e Iberoamérica. Esperando que estas obras se sigan editando...apoyemos a las editoriales como la gente y compremos los libros de Arregui.

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jueves, 29 de abril de 2010

El Orden de la Oligarquía Liberal

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Por John William Cooke
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"¿Cuál es la fuerza que impulsa ese progreso? Señores, ¡es el capital inglés!"
Bartolomé Mitre

La recolonización de 1955 permitió a la minoría explotadora ocupar económica y política-mente el país, pero no culturalmente. Antes una cosa implicaba a la otra, ahora no. La fórmula había funcionado durante un siglo a partir de la derrota nacional de Caseros. Allí se liquido el pleito entre las dos corrientes que chocaban desde los días de Mayo: la del puerto de Buenos Aires, cosmopolita, librecambista, vehículo de ideas e intereses que convenían a Europa y trataba de imponer al resto del país; y otra, nacionalista popular, que veía al país en su conjunto y como parte de la unidad latinoamericana. Antimorenistas y morenistas, dictatoriales y americanistas, unitarios y federales, fueron fases de ese enfrentamiento.

jueves, 15 de abril de 2010

Hay que cambiar el sistema de estructuras y no las estructuras del sistema

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Por John William Cooke

La discusión sobre si la Argentina es o no un país "subdesarrollado", si corresponde buscarle alguna otra denominación técnica que tenga en cuenta su situación peculiar, con una serie de características que son propias de economías avanzadas (alto porcentaje de urbanización, hábitos de consumo de alta calidad, proletariado numeroso, poderosa industria de transformación, etc.) es ociosa. Sirve para que distinguidos economistas que vienen a explicar lo bueno que es el capitalismo y que todo es cuestión de que pongamos un poco de orden, halaguen a sus auditorios y les hagan ver que no nos consideran en un mismo nivel con la escoria de los países atrasados de Asia, África y América Latina. Esas diferencias existen; pero no significa que podamos considerarnos desligados de la suerte de los restantes países de América Latina y de los otros dos continentes atrasados; que Afganistán sea mucho más subdesarrollado que Argentina no es un argumento para que nos consideremos parte del grupo de naciones selectas de la "civilización occidental". Plantear las cosas así en base a comparaciones técnicas significa aislarnos, hacernos perder de vista nuestro común destino americano y ocultar que la dependencia es el factor determinante de cualquier caracterización y no las especificidades que nos distancian de las naciones que ocupan los peldaños inferiores de la "evolución mundial".

martes, 6 de abril de 2010

Imperialismo y Liberación Colonial

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Por Juan José Hernández Arregui

Extracto de "La Formación de la Conciencia Nacional"

"La ilusión de que el imperialismo puede “humanizarse” y contribuir al progreso de determinadas colonias, la política del “buen vecino” del “buen socio”, etc., creencia común a determinados sectores de la pequeñoburguesía, es un embaucamiento controlado por la propaganda"

lunes, 15 de marzo de 2010

Libre Moneda

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Por Silvio Gesell

El dinero debe ser un medio de cambio, y nada más. Está destinado a facilitar el intercambio de mercancías, y allanar sus dificultades. El trueque era un procedimiento inseguro, difícil y costoso, y por ello fallaba con frecuencia; el dinero que ha de substituirlo, debe por eso asegurar, acelerar y abaratar el intercambio de las mercancías.

Esto es lo que exigimos del dinero. El grado de seguridad, rapidez y baratura con que las mercancías se cambian, constituye la piedra de toque para la aptitud del dinero.

Si, aparte de ello, pedimos también que las cualidades corporales del dinero nos incomoden lo menos posible, lo hacemos siempre que esta exigencia no se oponga en lo mínimo a la consecución de los fines del dinero. (...) Y reconociendo que aquí interviene la división del trabajo, la verdadera base de nuestra existencia, fabricaremos el dinero exactamente de acuerdo con las necesidades de aquella, y sólo considerándola desde el punto de vista público.

Para probar la bondad del dinero consideremos la función que debe realizar. Si vemos que el dinero va al encuentro de las mercancías, conduciéndolas desde el productor hasta el consumidor, por el camino más corto, si observamos que los mercados y los depósitos se vacían, que el número de los comerciantes decrece, que las utilidades del comercio disminuyen, que no se producen estancamientos, y que los productores tienen asegurada la venta de toda su producción, entonces, sí diremos: "es una moneda excelente" y sostendremos esta opinión, aun cuando un análisis más minucioso demuestre que tal dinero tenga pocos atractivos corporales. Consideraremos el dinero como si fuese una máquina, y ajustaremos nuestro juicio a su rendimiento, y no a su forma y color.

Hemos de exigir, pues, de una buena moneda, de un adecuado medio de cambio:

1) Que asegure el intercambio de las mercancías; lo que podremos constatar por el hecho de que aquél se desenvuelve sin estancamientos, sin crisis ni desocupación.

2) Que acelere el intercambio, y esto nos lo demostrarán los "stocks" disminuidos, el menor número de comerciantes y de comercios, y las despensas repletas de los consumidores.

3) Que abarate el intercambio, lo que verificaremos en la pequeña diferencia entre el precio percibido por el productor y el precio que paga el consumidor. (A los productores pertenecen, en este caso, también cuantos participan del transporte de mercancías).

La ineficacia de la moneda tradicional, como medio de cambio, quedó demostrada ya por la investigación realizada en el primer tomo. Una moneda que forzosamente ha de retirarse cuando empieza a faltar, y afluye al mercado en grandes cantidades cuando ya de por sí hay exceso de ella, sólo puede servir al fraude y a la usura, y ha de ser desechada por inútil, aunque tenga, desde el punto de vista puramente corporal, algunas cualidades atrayentes.

¡Cuántas situaciones horrorosas nos ha deparado el patrón oro! - exclama el observador. Primero, el período de gran expansión de los años 1872 a 1875, promovido por la abundancia de los miles de millones, provenientes de la indemnización de la guerra franco-prusiana, y luego el derrumbe inevitable que lógicamente debía suceder.

Habíamos introducido el patrón oro porque esperábamos de él una ventaja, y ¿qué otra podría brindarnos una reforma del sistema monetario, sino una mayor seguridad, celeridad y baratura del intercambio de bienes?

Y si éste ha sido el objetivo, ¿cómo se explicaría la correlación entre la implantación del patrón oro y aquel objetivo? Sería muy interesante averiguarlo. Se deseaba oro atractivo y brillante, moneditas redondas y primorosas para facilitar, asegurar, acelerar y abaratar el intercambio de trigo, hierro, cal, lana, cuero, petróleo, etc. Nadie sabía con certidumbre cómo debería realizarse esto; sólo se tenía fe en ello, dejando lo demás librado totalmente al criterio de los "peritos". (El mismo Bismarck procedió así).

Aun después de la implantación del patrón oro la función intermediaria sigue absorbiendo como antes el 30, 40 y quizás hasta el 50% de la producción total. Las crisis estallan con la misma frecuencia y son tan destructoras como en los tiempos de los tálers y florines y por el número de los comerciantes podemos formarnos inmediatamente una idea de cuán escaso resultó el poder de canje del oro.

Esto último, debido a que la moneda ha sido demasiado "mejorada" desde el punto de vista unilateral del poseedor. Al escoger la materia para la moneda se ha tenido solamente en cuenta al comprador, a la demanda. La mercancía, la oferta, el vendedor, el productor, han sido olvidados por completo. Se ha elegido para la fabricación de la moneda la materia prima más bella que proporciona la tierra, un metal noble, - porque beneficiaba al poseedor. Y se olvidó con ello que los poseedores de las mercancías, en el momento de realizarlas, debían pagar aquellos beneficios. La elección de ese material monetario ha permitido al comprador aguardar el momento más oportuno para la compra de las mercaderías, olvidando que esa libertad obliga al vendedor a esperar pacientemente en el mercado hasta que al comprador le plazca aparecer. La elección del metal monetario ha convertido a la demanda en una acción volitiva del poseedor del dinero, entregándola al capricho, al afán de lucro, a la especulación y al azar, sin considerar que la oferta, por su estructura orgánica, quede totalmente desamparada frente a esa voluntad. Así surgió el poder del dinero que, convertido en potencia plutocrática, ejerce una presión insoportable sobre todos los productores.

En fin, nuestros ingenuos peritos han resuelto los problemas monetarios haciendo caso omiso de la mercancía. Mejoraron la moneda desde el punto de vista unilateral del poseedor, a tal grado, que resultó inútil como medio de cambio. Por lo visto no se han preocupado de los fines del dinero, y así es como forjaron, según la expresión de Proudhon, "un cerrojo en lugar de una llave para el mercado". El dinero rechaza las mercaderías, en lugar de atraerlas. Se compran mercancías, sí, pero sólo cuando se tiene hambre o cuando ella reporta ventajas. Como consumidor cada cual adquiere lo menos posible. Nadie quiere acumular provisiones; en los planos corrientes de las construcciones no figuran grandes despensas. Si se obsequiara hoy a todo el mundo una cámara llena de provisiones, mañana ya se encontrarían éstas de nuevo en el mercado. El público sólo quiere dinero, aunque todos saben que tal aspiración es inasequible, dado que el dinero de todos se neutraliza mutuamente. La posesión de una moneda de oro es, sin duda, más agradable. Que los "otros" guarden las mercancías. ¡Los otros! Pero, ¿quiénes son, en la economía, los otros? Esos somos nosotros mismos, todos los que producimos mercancías. Al rechazar como compradores los productos de los demás, nos estamos rechazando recíprocamente todos nuestros productos. Si no prefiriéramos el dinero a los productos de nuestros conciudadanos, si en lugar de anhelar inalcanzables reservas monetarias hubiéramos instalado despensas llenándolas de mercancías, no necesitaríamos ofrecer nuestros productos en costosos negocios, cuyos gastos absorben una gran parte de aquellos. Tendríamos, entonces, una salida acelerada y barata de mercancías.

El oro no se adapta bien al carácter de nuestras mercancías. ¡Oro y paja, oro y trigo, oro y hierro, oro y cueros, oro y petróleo! Sólo una ilusión, una enorme fantasía, sólo la teoría del valor es capaz de concebir semejante antagonismo. Las mercaderías en general, trigo, carne, lana, cueros, petróleo, no podrán canjearse con seguridad más que cuando para todos sea completamente igual poseer dinero o mercancías; y esto no ocurrirá hasta que el dinero cargue también con todas las propiedades perniciosas "inherentes" a nuestros productos. Y es lógico. Nuestras mercancías se pudren, se descomponen, se rompen y oxidan; cuando también la moneda posea propiedades corporales, que compensen las citadas desventajas, podrá cimentarse un intercambio rápido, seguro y barato, ya que semejante moneda no merecería la preferencia de nadie, en ningún lugar y tiempo.

Una moneda tal, que envejece como un diario, que se pudre como las papas, que se volatiliza como el éter, es la que sólo puede servir como medio de cambio para diarios, papas, hierro, etc., pues ella no sería preferida a la mercancía, ni por parte del comprador, ni del vendedor. Únicamente se entrega la propia mercancía por dinero, porque se necesita de éste como medio de cambio, y no porque se busque alguna ventaja en su posesión.

Debemos, pues, empeorar al dinero como mercancía, si hemos de mejorarlo como medio de cambio, y ya que los poseedores de mercancías tienen siempre apuro en el cambio, justo es que también los poseedores del medio de cambio sientan el mismo apremio. La oferta se encuentra bajo presión directa, intrínseca; lógico es que se coloque la demanda también bajo idéntica presión.

La oferta es un proceso desligado de la voluntad del poseedor de mercancías; que sea también la demanda un proceso exento de la potestad del poseedor de dinero.

Si pudiésemos eliminar los privilegios de los poseedores de dinero y someter la demanda a la misma presión a que está sometida por su naturaleza la oferta, solucionaríamos íntegramente todas las contradicciones del sistema monetario tradicional, y lograríamos que la demanda, independiente por completo de los sucesos políticos, económicos o naturales, actúe regularmente en el mercado. Ella estaría a cubierto de las maniobras de los especuladores y de los caprichos y opiniones de rentistas y banqueros, ni existiría lo que llamamos "ambiente bursátil". La ley de gravedad desconoce influencias; lo mismo pasará con la demanda; ni el temor a pérdidas ni la esperanza de ganancias la podrían acelerar o frenar.

De este modo la demanda estaría siempre, bajo todas las circunstancias imaginables, en concordancia con la rapidez de la circulación permitida por las instituciones comerciales a la masa de dinero controlada por el Estado.

Todas las reservas privadas de dinero desaparecerían automáticamente por la fuerza circulatoria. La masa total de moneda emitida se hallaría en circulación constante, uniforme y acelerada. Nadie podría ya "inmiscuirse" en el manejo oficial de la moneda, lanzando o reteniendo sus reservas privadas. Empero, el mismo Estado tendría la misión de ajustar la demanda estrictamente a la oferta, para lo cual bastará retirar o emitir alternadamente pequeñas cantidades de dinero.

Nada más que esto se requiere para garantizar el intercambio de nuestras mercancías contra toda clase de trastornos, impedir la desocupación y las crisis económicas, rebajar el beneficio comercial al nivel del jornal de un obrero, y en poco tiempo ahogar el interés en un mar de capitales.

¿Y qué nos costaría, a nosotros, los productores, a los que creamos el dinero por la división del trabajo, estos impagables beneficios de la circulación coercitiva de la moneda? Nada más que renunciar al privilegio de infiltrar en la demanda la arbitrariedad, y con ella el capricho, la codicia, el temor y la preocupación. Sólo necesitamos abandonar la ilusión de que se puedan vender los propios productos sin que otro los compre, comprometernos mutuamente a comprar de inmediato y bajo todas las circunstancias exactamente tanto como hemos vendido, y para mantener la reciprocidad de ese compromiso hemos de formar la moneda de tal modo que el vendedor de la mercancía se vea forzado, por las cualidades de la moneda, a cumplir las obligaciones relacionadas con su posesión y cederla de nuevo a cambio de mercancía, personalmente, si él mismo es el consumidor, o por medio de otros, cuando presta el dinero, cuando no precisa para sí mercancía alguna. Esto último, naturalmente, bajo todas las circunstancias e incondicionalmente, es decir, sin tomar en cuenta las condiciones del préstamo.

¿Estamos entonces dispuestos a romper las cadenas de esclavos que arrastramos como vendedores de nuestras mercancías, mediante la entrega de los privilegios despóticos que ostentamos como compradores frente a los productos de nuestros conciudadanos? Si es así, examinemos de cerca la proposición inaudita y verdaderamente revolucionaria de una demanda compulsiva. Permítasenos examinar la moneda a la que hemos dotado de oferta coercitiva y material:



El tenedor accidental abonará la merma semanal llenando la casilla correspondiente con estampillas monetarias. (Véase la explicación, bajo 1 y 2)



La pérdida de la merma pro circulación se paga pagando una estampilla en la correspondiente casilla según vencimiento. (Véase la explicación, bajo 2)

Explicación de la libremoneda:

1) La libremoneda será emitida en billetes de 1, 5, 10, 50, 100, 1000 pesos. Además de estos billetes se emitirá moneda subsidiaria en hojas perforadas y en la forma similar a los timbres postales, que servirán, una vez recortados, para pagar cualquier fracción del peso; ellos suplen, pues, la anterior moneda vellón de 1, 2, 5, 10, 20 centavos. (También pueden servir estos timbres para completar el valor nominal de los billetes, pegándolos en los correspondientes casilleros). Los timbres, una vez ingresados en las instituciones públicas, no vuelven más a la circulación, sino que son reemplazados siempre por nuevos.

2) La libremoneda pierde semanalmente por cuenta del tenedor un milésimo (1 o/oo) de su valor nominal, que el portador tendrá que reponer, pegando al dorso estampillas de moneda subsidiaria. Así, por ejemplo, el billete del grabado, de 100 pesos, está completado en su valor nominal con las estampillas hasta el 10 de Agosto. El que recibe tal billete tratará naturalmente de evitarse semejante pérdida, y buscará entonces desprenderse de su dinero lo más pronto posible, pues si por negligencia lo retuviera, por ejemplo hasta el 10 de Septiembre, deberá pagar 5 x 10 = 50 centavos de su peculio sobre el billete de 100 pesos, desprendiéndolos de su provisión de moneda menuda. De este modo la circulación monetaria estaría siempre presionada, lo que tiene por consecuencia que cada uno cancele sus deudas al contado, llevando el excedente sin demora al Banco, y éste, a su vez, tendrá que procurar de atraerse clientes para los depósitos ahorrados, y si es necesario, mediante la reducción de la tasa del descuento.

3) Al fin del año todos los billetes monetarios se canjearán por nuevos.

4) Objeto de la libremoneda. Ante todo debe quebrarse la prepotencia del dinero. Esta prepotencia se funda exclusivamente en el privilegio de la indestructibilidad que la moneda tradicional ostenta frente a la mercancía. Mientras los productos de nuestro trabajo ocasionan importantes gastos de almacenaje y custodia, que sólo retardan su destrucción paulatina, sin impedirla, el poseedor de la moneda está libre de toda pérdida por la naturaleza de la materia monetaria (metal precioso). Es por eso que al poseedor del dinero (capitalista) siempre le sobra tiempo para operar; mientras él no tiene ningún apuro, los poseedores de mercancías se ven en continuo apremio. Si fracasan, pues, las negociaciones por el precio, el daño originado repercute exclusivamente sobre el poseedor de la mercancía, y en última instancia, también sobre el obrero. El capitalista aprovecha tal circunstancia para presionar al poseedor de la mercancía (obrero), obligándolo a vender sus productos (fuerza de trabajo) a menor precio.

5) La libremoneda no será rescatada por la administración monetaria. ¿Para qué? Siempre habrá necesidad de dinero; de ahí que no esté previsto un compromiso de rescate. Con todo, la Administración monetaria estará obligada a ajustar la emisión a las condiciones del mercado de modo tal, que los precios se mantengan fijos en un término medio. La Administración monetaria lanzará pues más dinero a la circulación cuando los precios tienden a la baja, y retirará dinero cuando se registre una tendencia alcista, porque los precios dependen exclusivamente del monto del dinero ofrecido. Y el carácter de la libremoneda vela para que la moneda emitida por la administración sea ofrecida sin demora a cambio de mercancías. De ahí que su administración no permanecerá inactiva como hasta ahora, confiando la feliz estabilización de la unidad monetaria al misterioso valor intrínseco del oro, para fomento del dolo, de la especulación y de la usura, sino que intervendrá decisiva y conscientemente en protección del comercio honesto contra todos los peligros.

6) Tomando en consideración la gran importancia del comercio exterior, sería conveniente llegar a un acuerdo internacional respecto a una cotización estable. Hasta tanto no se haya logrado tal acuerdo, habrá que considerar si la Administración monetaria debe tomar como medida para la emisión el nivel de los precios internos o las cotizaciones de las divisas.

7) El canje de la moneda metálica por la libremoneda ha de ser completamente facultativo. Quien no pueda desprenderse del oro, que lo guarde; pero el oro, como ya sucedió con la plata, pierde el derecho de libre acuñación y las monedas su cualidad de medio de pago legal. Vencido el término para el canje, las monedas acuñadas serán rechazadas en todas las cajas del Fisco y ante los tribunales.

8) Para pagos internacionales habrá que servirse como hasta ahora de letras de cambio, que los Bancos y los comerciantes negocian como producto de las mercaderías suministradas al extranjero o allí adquiridas. Para importes menores se recurrirá a los giros postales.

9) El que desee adquirir productos del país par la exportación y sólo dispone de oro, por no haber podido conseguir letras de cambio, podrá vender el metal a la Administración monetaria y, viceversa, quien necesitando oro para la importación de mercaderías extranjeras no pudo proveerse de letras sobre el exterior, comprará a la Administración el oro necesario. El precio de este oro dependerá de la forma en que se resuelva el problema planteado en el párrafo 6.

10) Por la merma anual en 5.2%, (a razón de 1 o/oo semanal), disminuye el medio circulante en unos 200 - 300 millones al año. Pero continuamente, para evitar una escasez de moneda, la administración deberá reemplazar esos millones por dinero nuevo. Ello significa, pues, para la Administración, una entrada constante.

11) Tales recursos de la Administración monetaria constituyen un efecto no previsto y secundario de la reforma monetaria, y es relativamente de muy poca importancia. Sobre la inversión de estos ingresos se dictarán leyes ad hoc.

Efectos de la libremoneda:

a) sobre el comercio:

1. Circulación monetaria ininterrumpida y de ahí un aumento continuo de los pagos al contado.

2. Colocación ilimitada de mercaderías.

3. Eliminación de las depresiones económicas.

4. Eliminación de los factores que originaban las bajas de precios y de títulos ("crack").

5. Eliminación de las fluctuaciones en las coyunturas, que hasta ahora solían conducir a expansiones y contracciones periódicas de los negocios (alza y baja), ligadas a oscilaciones en los precios de las mercancías y de la moneda.

6. Exclusión de las maniobras bursátiles y la especulación.

7. Simplificación y abaratamiento del comercio en general.

8. Eliminación de la mayoría de los negocios minoristas, y el consiguiente traslado de los respectivos empleados a la esfera de producción.

9. Reducción de los elevados gastos comerciales actuales de 30 - 40% a 10 - 15%, aproximadamente.

10. Derogación de los derechos aduaneros proteccionistas, que resultan innecesarios, o sea la aceptación del librecambio.

11. Eliminación de las causas económicas que conducen a las guerras.

12. Fomento de acuerdos monetarios, beneficiosos para todas las naciones, sobre comercio internacional.

b) sobre el capital, trabajo y salario:

1. La moneda perderá su propiedad de producir intereses y descenderá al nivel de mercancía y de trabajo.

2. Conversión incesante de todo excedente monetario en medios de producción, viviendas, etc., sin considerar el rendimiento (plusvalía, rentabilidad).

3. Eliminación inmediata y permanente de la desocupación, desaparición completa del exceso de obreros.

4. Reducción paulatina del interés de capital (plusvalía), que con la implantación de la libremoneda en el comercio internacional se encamina a su desaparición total.

5. Aumento paulatino de los salarios hasta la completa desaparición de la plusvalía. En tanto, empero, la plusvalía resulte de la renta territorial, ella será absorbida por nuestra gran reforma de la propiedad del suelo (libretierra).

6. El ahorro será más fácil:

a) porque el interés pagado hasta entonces al capital queda suprimido;

b) porque la producción y el intercambio de los bienes se desarrollarán sin obstáculos, es decir, ya no serán interrumpidos por depresiones económicas;

c) porque los gastos comerciales que absorbían alrededor del 30 a 40% de la producción bajarán a un tercio de ese monto.

sábado, 13 de marzo de 2010

El Trabajo Enajenado

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Por Karl Marx

El obrero es más pobre cuanta más riqueza produce, cuanto más crece su producción en potencia y en volumen. El trabajador se convierte en una mercancía tanto más barata cuantas más mercancías produce. La desvalorización del mundo humano crece en razón directa de la valorización del mundo de las cosas. El trabajo no sólo produce mercancías; se produce también a sí mismo y al obrero como mercancía, y justamente en la proporción en que produce mercancías en general.

Este hecho, por lo demás, no expresa sino esto: el objeto que el trabajo produce, su producto, se enfrenta a él como un ser extraño, como un poder independiente del productor. El producto del trabajo es el trabajo que se ha fijado en un objeto, que se ha hecho cosa; el producto es la objetivación del trabajo. La realización del trabajo es su objetivación. Esta realización del trabajo aparece en el estadio de la Economía Política como desrealización del trabajador, la objetivación como pérdida del objeto y servidumbre a él, la apropiación como extrañamiento, como enajenación.

Hasta tal punto aparece la realización del trabajo como desrealización del trabajador, que éste es desrealizado hasta llegar a la muerte por inanición. La objetivación aparece hasta tal punto como perdida del objeto que el trabajador se ve privado de los objetos más necesarios no sólo para la vida, sino incluso para el trabajo. Es más, el trabajo mismo se convierte en un objeto del que el trabajador sólo puede apoderarse con el mayor esfuerzo y las más extraordinarias interrupciones. La apropiación del objeto aparece en tal medida como extrañamiento, que cuantos más objetos produce el trabajador, tantos menos alcanza a poseer y tanto mas sujeto queda a la dominación de su producto, es decir, del capital.

Todas estas consecuencias están determinadas por el hecho de que el trabajador se relaciona con el producto de su trabajo como un objeto extraño. Partiendo de este supuesto, es evidente que cuánto mas se vuelca el trabajador en su trabajo, tanto más poderoso es el mundo extraño, objetivo que crea frente a sí y tanto mas pobres son él mismo y su mundo interior, tanto menos dueño de si mismo es. Lo mismo sucede en la religión. Cuanto más pone el hombre en Dios, tanto menos guarda en si mismo. El trabajador pone su vida en el objeto pero a partir de entonces ya no se pertenece a él, sino al objeto. Cuanto mayor es la actividad, tanto más carece de objetos el trabajador. Lo que es el producto de su trabajo, no lo es él. Cuanto mayor es, pues, este producto, tanto más insignificante es el trabajador. La enajenación del trabajador en su producto significa no solamente que su trabajo se convierte en un objeto, en una existencia exterior, sino que existe fuera de él, independiente, extraño, que se convierte en un poder independiente frente a él; que la vida que ha prestado al objeto se le enfrenta como cosa extraña y hostil.

Consideraremos ahora mas de cerca la objetivación, la producción del trabajador, y en ella el extrañamiento, la pérdida del objeto, de su producto.

El trabajador no puede crear nada sin la naturaleza, sin el mundo exterior sensible. Esta es la materia en que su trabajo se realiza, en la que obra, en la que y con la que produce. Pero así como la naturaleza ofrece al trabajo medios de vida, en el sentido de que el trabajo no puede vivir sin objetos sobre los que ejercerse, así, de otro lado, ofrece también víveres en sentido estricto, es decir, medios para la subsistencia del trabajador mismo. En consecuencia, cuanto más se apropia el trabajador del mundo exterior, por medio de su trabajo, tanto más se priva de víveres en este doble sentido; en primer lugar, porque el mundo exterior sensible cesa de ser, en creciente medida, un objeto perteneciente a su trabajo, un medio de vida de su trabajo; en segundo término, porque este mismo mundo deja de representar, cada vez más pronunciadamente, víveres en sentido inmediato, medios para la subsistencia física del trabajador.

El trabajador se convierte en siervo de su objeto en un doble sentido: primeramente porque recibe un objeto de trabajo, es decir, porque recibe trabajo; en segundo lugar porque recibe medios de subsistencia. Es decir, en primer termino porque puede existir como trabajador, en segundo término porque puede existir como sujeto físico. El colmo de esta servidumbre es que ya sólo en cuanto trabajador puede mantenerse como sujeto físico y que sólo como sujeto físico es ya trabajador.

(La enajenación del trabajador en su objeto se expresa, según las leyes económicas, de la siguiente forma: cuanto más produce el trabajador, tanto menos ha de consumir; cuanto más valores crea, tanto más sin valor, tanto más indigno es él; cuanto más elaborado su producto, tanto más deforme el trabajador; cuanto más civilizado su objeto, tanto más bárbaro el trabajador; cuanto mis rico espiritualmente se hace el trabajo, tanto más desespiritualizado y ligado a la naturaleza queda el trabajador.)

La Economía Política oculta la enajenación esencial del trabajo porque no considera la relación inmediata entre el trabajador (el trabajo) y la producción.

Ciertamente el trabajo produce maravillas para los ricos, pero produce privaciones para el trabajador. Produce palacios, pero para el trabajador chozas. Produce belleza, pero deformidades para el trabajador. Sustituye el trabajo por máquinas, pero arroja una parte de los trabajadores a un trabajo bárbaro, y convierte en máquinas a la otra parte. Produce espíritu, pero origina estupidez y cretinismo para el trabajador. La relación inmediata del trabajo y su producto es la relación del trabajador y el objeto de su producción. La relación del acaudalado con el objeto de la producción y con la producción misma es sólo una consecuencia de esta primera relación y la confirma.

(...) ¿En qué consiste, entonces, la enajenación del trabajo? Primeramente en que el trabajo es externo al trabajador, es decir, no pertenece a su ser; en que en su trabajo, el trabajador no se afirma, sino que se niega; no se siente feliz, sino desgraciado; no desarrolla una libre energía física y espiritual, sino que mortifica su cuerpo y arruina su espíritu. Por eso el trabajador sólo se siente en sí fuera del trabajo, y en el trabajo fuera de sí. Está en lo suyo cuando no trabaja y cuando trabaja no está en lo suyo. Su trabajo no es, así, voluntario, sino forzado, trabajo forzado. Por eso no es la satisfacción de una necesidad, sino solamente un medio para satisfacer las necesidades fuera del trabajo. Su carácter extraño se evidencia claramente en el hecho de que tan pronto como no existe una coacción física o de cualquier otro tipo se huye del trabajo como de la peste. El trabajo externo, el trabajo en que el hombre se enajena, es un trabajo de autosacrificio, de ascetismo. En último término, para el trabajador se muestra la exterioridad del trabajo en que éste no es suyo, sino de otro, que no le pertenece; en que cuando está en él no se pertenece a si mismo, sino a otro. Así como en la religión la actividad propia de la fantasía humana, de la mente y del corazón humanos, actúa sobre el individuo independientemente de él, es decir, como una actividad extraña, divina o diabólica, así también la actividad del trabajador no es su propia actividad. Pertenece a otro, es la pérdida de sí mismo.

De esto resulta que el hombre (el trabajador) sólo se siente libre en sus funciones animales, en el comer, beber, engendrar, y todo lo más en aquello que toca a la habitación y al atavío, y en cambio en sus funciones humanas se siente como animal. Lo animal se convierte en lo humano y lo humano en lo animal. Comer, beber y engendrar, etc., son realmente también auténticas funciones humanas. Pero en la abstracción que las separa del ámbito restante de la actividad humana y las convierte en un único y último son animales.

Hemos considerado el acto de la enajenación de la actividad humana práctica, del trabajo, en dos aspectos: 1) la relación del trabajador con el producto del trabajo como con un objeto ajeno y que lo domina. Esta relación es, al mismo tiempo, la relación con el mundo exterior sensible, con los objetos naturales, como con un mundo extraño para él y que se le enfrenta con hostilidad; 2) la relación del trabajo con el acto de la producción dentro del trabajo. Esta relación es la relación del trabajador con su propia actividad, como con una actividad extraña, que no le pertenece, la acción como pasión, la fuerza como impotencia, la generación como castración, la propia energía física y espiritual del trabajador, su vida personal (pues qué es la vida sino actividad) como una actividad que no le pertenece, independiente de él, dirigida contra él. La enajenación respecto de si mismo como, en el primer caso, la enajenación respecto de la cosa.

Aún hemos de extraer de las dos anteriores una tercera determinación del trabajo enajenado. El hombre es un ser genérico no sólo porque en la teoría y en la practica toma como objeto suyo el género, tanto el suyo propio como el de las demás cosas, sino también, y esto no es más que otra expresión para lo mismo, porque se relaciona consigo mismo como el género actual, viviente, porque se relaciona consigo mismo como un ser universal y por eso libre.

La vida genérica, tanto en el hombre como en el animal, consiste físicamente, en primer lugar, en que el hombre (como el animal) vive de la naturaleza inorgánica, y cuanto más universal es el hombre que el animal, tanto más universal es el ámbito de la naturaleza inorgánica de la que vive. Así como las plantas, los animales, las piedras, el aire, la luz, etc., constituyen teóricamente una parte de la conciencia humana, en parte como objetos de la ciencia natural, en parte como objetos del arte (su naturaleza inorgánica espiritual, los medios de subsistencia espiritual que él ha de preparar para el goce y asimilación), así también constituyen prácticamente una parte de la vida y de la actividad humano. Físicamente el hombre vive sólo de estos productos naturales, aparezcan en forma de alimentación, calefacción, vestido, vivienda, etc. La universalidad del hombre aparece en la práctica justamente en la universalidad que hace de la naturaleza toda su cuerpo inorgánico, tanto por ser un medio de subsistencia inmediato, como por ser la materia, el objeto y el instrumento de su actividad vital. La naturaleza es el cuerpo inorgánico del hombre; la naturaleza, en cuanto ella misma, no es cuerpo humano. Que el hombre vive de la naturaleza quiere decir que la naturaleza es su cuerpo, con el cual ha de mantenerse en proceso continuo para no morir. Que la vida física y espiritual del hombre esta ligada con la naturaleza no tiene otro sentido que el de que la naturaleza está ligada consigo misma, pues el hombre es una parte de la naturaleza.

Como quiera que el trabajo enajenado (1) convierte a la naturaleza en algo ajeno al hombre, (2) lo hace ajeno de sí mismo, de su propia función activa, de su actividad vital, también hace del género algo ajeno al hombre; hace que para él la vida genérica se convierta en medio de la vida individual. En primer lugar hace extrañas entre sí la vida genérica y la vida individual, en segundo termino convierte a la primera, en abstracta, en fin de la última, igualmente en su forma extrañada y abstracta.

Pues, en primer termino, el trabajo, la actividad vital, la vida productiva misma, aparece ante el hombre sólo como un medio para la satisfacción de una necesidad, de la necesidad de mantener la existencia física. La vida productiva es, sin embargo, la vida genérica. Es la vida que crea vida. En la forma de la actividad vital reside el carácter dado de una especie, su carácter genérico, y la actividad libre, consciente, es el carácter genérico del hombre. La vida misma aparece sólo como medio de vida.

El animal es inmediatamente uno con su actividad vital. No se distingue de ella. Es ella. El hombre hace de su actividad vital misma objeto de su voluntad y de su conciencia. Tiene actividad vital consciente. No es una determinación con la que el hombre se funda inmediatamente. La actividad vital consciente distingue inmediatamente al hombre de la actividad vital animal. Justamente, y sólo por ello, es él un ser genérico. O, dicho de otra forma, sólo es ser consciente, es decir, sólo es su propia vida objeto para él, porque es un ser genérico. Sólo por ello es su actividad libre. El trabajo enajenado invierte la relación, de manera que el hombre, precisamente por ser un ser consciente hace de su actividad vital, de su esencia, un simple medio para su existencia.

La producción práctica de un mundo objetivo, la elaboración de la naturaleza inorgánica, es la afirmación del hombre como un ser genérico consciente, es decir, la afirmación de un ser que se relaciona con el género como con su propia esencia o que se relaciona consigo mismo como ser genérico. Es cierto que también el animal produce. Se construye un nido, viviendas, como las abejas, los castores, las hormigas, etc. Pero produce únicamente lo que necesita inmediatamente para sí o para su prole; produce unilateralmente, mientras que el hombre produce universalmente; produce únicamente por mandato de la necesidad física inmediata, mientras que el hombre produce incluso libre de la necesidad física y sólo produce realmente liberado de ella; el animal se produce sólo a sí mismo, mientras que el hombre reproduce la naturaleza entera; el producto del animal pertenece inmediatamente a su cuerpo físico, mientras que el hombre se enfrenta libremente a su producto. El animal forma únicamente según la necesidad y la medida de la especie a la que pertenece, mientras que el hombre sabe producir según la medida de cualquier especie y sabe siempre imponer al objeto la medida que le es inherente; por ello el hombre crea también según las leyes de la belleza.

Por eso precisamente es sólo en la elaboración del mundo objetivo en donde el hombre se afirma realmente como un ser genérico. Esta producción es su vida genérica activa. Mediante ella aparece la naturaleza como su obra y su realidad. El objeto del trabajo es por eso la objetivación de la vida genérica del hombre, pues éste se desdobla no sólo intelectualmente, como en la conciencia, sino activa y realmente, y se contempla a si mismo en un mundo creado por él. Por esto el trabajo enajenado, al arrancar al hombre el objeto de su producción, le arranca su vida genérica, su real objetividad genérica y transforma su ventaja respecto del animal en desventaja, pues se ve privado de su cuerpo inorgánico, de la naturaleza. Del mismo modo, al degradar la actividad propia, la actividad libre, a la condición de medio, hace el trabajo enajenado de la vida genérica del hombre un medio para su existencia física.

Mediante la enajenación, la conciencia del hombre que el hombre tiene de su género se transforma, pues, de tal manera que la vida genérica se convierte para él en simple medio.

El trabajo enajenado, por tanto:

3) Hace del ser genérico del hombre, tanto de la naturaleza como de sus facultades espirituales genéricas, un ser ajeno para él, un medio de existencia individual. Hace extraños al hombre su propio cuerpo, la naturaleza fuera de él, su esencia espiritual y su esencia humana.

4) Una consecuencia inmediata del hecho de estar enajenado el hombre del producto de su trabajo, de su actividad vital, de su ser genérico, es la enajenación del hombre respecto del hombre. Si el hombre se enfrenta consigo mismo, se enfrenta también al otro. Lo que es válido respecto de la relación del hombre con su trabajo, con el producto de su trabajo y consigo mismo, vale también para la relación del hombre con el otro y con trabajo y el producto del trabajo del otro.

En general, la afirmación de que el hombre está enajenado de su ser genérico quiere decir que un hombre esta enajenado del otro, como cada uno de ellos está enajenado de la esencia humana.

La enajenación del hombre y, en general, toda relación del hombre consigo mismo, sólo encuentra realización y expresión verdaderas en la relación en que el hombre está con el otro.

En la relación del trabajo enajenado, cada hombre considera, pues, a los demás según la medida y la relación en la que él se encuentra consigo mismo en cuanto trabajador.

Hemos partido de un hecho económico, el extrañamiento entre el trabajador y su producción. Hemos expuesto el concepto de este hecho: el trabajo enajenado, extrañado. Hemos analizado este concepto, es decir, hemos analizado simplemente un hecho económico.

Veamos ahora cómo ha de exponerse y representarse en la realidad el concepto del trabajo enajenado, extrañado. Si el producto del trabajo me es ajeno, se me enfrenta como un poder extraño, entonces ¿a quién pertenece? Si mi propia actividad no me pertenece; si es una actividad ajena, forzada, ¿a quién pertenece entonces? A un ser otro que yo. ¿Quién es ese ser? (...) El ser extraño al que pertenecen a trabajo y el producto del trabajo, a cuyo servicio está aquél y para cuyo placer sirve éste, solamente puede ser el hombre mismo. Si el producto del trabajo no pertenece al trabajador, si es frente a él un poder extraño, esto sólo es posible porque pertenece a otro hombre que no es el trabajador. Si su actividad es para él dolor, ha de ser goce y alegría vital de otro. Ni los dioses, ni la naturaleza, sino sólo el hombre mismo, puede ser este poder extraño sobre los hombres.

Recuérdese la afirmación antes hecha de que la relación del hombre consigo mismo únicamente es para él objetiva y real a través de su relación con los otros hombres. Si él, pues, se relaciona con el producto de su trabajo, con su trabajo objetivado, como con un objeto poderoso, independiente de él, hostil, extraño, se esta relacionando con él de forma que otro hombre independiente de él, poderoso, hostil, extraño a él, es el dueño de este objeto; Si él se relaciona con su actividad como con una actividad no libre, se está relacionando con ella como con la actividad al servicio de otro, bajo las órdenes, la compulsión y el yugo de otro.

domingo, 7 de marzo de 2010

Hernández Arregui y la Ontología de la Cultura

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Por Maximiliano Molocznik
Historiador y docente

No es fácil intentar hacer una síntesis de una obra tan importante como la de Hernández Arregui. Así que vamos a tratar de abordar sólo los tópicos más importantes de su pensamiento. Como corresponde, vamos a tratar de remontarnos a los orígenes, a su primera socialización política, a su relación con algunos hombres clave de la Reforma Universitaria, su encuentro con Jauretche, su acercamiento a Forja y su formación académica.

jueves, 25 de febrero de 2010

Convocatoria a los Deberes de Nuestro Destino Nacional y Americano

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Por John William Cooke

(De Peronismo y Revolución, Editorial Papiro, Buenos Aires; 1971)

Este gobierno es una mezcla de lo peor que tiene cada sistema: del liberalismo aplica el libre cambio y la libre empresa, del fascismo y variantes feudales diversas, el autoritarismo, las jerarquías consideradas como de orden divino; del cristianismo, la moralina ultramontana, del clericalismo, la utilización reaccionaria de los sentimientos religiosos para sostener todo lo que es orden establecido, autoridad de cualquier índole. Lo que es y lo que tiene autoridad se considera bueno de por sí.


martes, 23 de febrero de 2010

El Papel de las Fuerzas Armadas

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Por John William Cooke 
(En El retorno, conferencia pronunciada en Córdoba, el 4 de diciembre de 1964)
(Imagen: encuentro entre Vandor y Onganía)

Ninguna especulación de ventajas políticas justifica el abandono de los principios: una política burguesa puede carecer de base moral, una política revolucionaria, nunca. Ignoro de qué se habla, qué promesas se entrecruzan en las entrevistas entre dirigentes peronistas y jerarcas militares; tampoco me interesa saberlo. Pero las ilusiones a que dan nacimiento jamás pueden compensar los perjuicios de exceder los límites, bastante amplios y flexibles, de los compromisos tácticos compatibles con una línea sin abdicaciones.


domingo, 21 de febrero de 2010

El Ascenso de Perón

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Por Juan José Hernández Arregui
Extracto de "La Formación de la Conciencia Nacional"

El golpe militar del 4 de junio, es un movimiento anticomunista pero también antioligárquico, es antiliberal pero no busca apoyo de las masas populares. Debía definirse ineludiblemente en un sentido reaccionario o popular. El Ejército Argentino ha sido partidario de la industrialización, coincidían históricamente con la vaga tendencia de la burguesía industrial, consolidada durante la guerra, hacia la independencia económica. La primer consecuencia fue una política proteccionista. La reacción del imperialismo y de las fuerzas internas proimperialistas ligadas al antiguo orden fue inmediata.

Perón comprendió la transformación que se había operado en el país. Mientras las fuerzas políticas de la vieja Argentina se polarizaban alrededor de la democracia formal incumplida, Perón desafió el potencial económico coligado de los intereses imperialistas, de los grandes diarios, de la burguesía mercantil de Buenos Aires, de la mayoría de la intelectualidad y apeló a los sectores populares decepcionados del radicalismo, a los estratos más castigados de la clase media, a las peonadas del interior que habían votado bajo la despótica voluntad del caudillo a radicales o conservadores, pero sobre todo, su campo de operaciones inmediato, fue el proletariado industrial de las ciudades.