Por Juan José Hernández Arregui
Fragmento de "Peronismo y Socialismo" (1972)
Fragmento de "Peronismo y Socialismo" (1972)
La política del Ejército es compleja. En los países coloniales no responde a reglas uniformes. Por eso es arriesgada una posición antimilitarista excluyente. De un lado, negar el papel reaccionario de los militares es una inconsecuencia. Bastan los ejemplos de Argentina, Brasil, Bolivia, etc. Pero descartar el anticolonialismo de los ejércitos, en determinadas coyunturas, es igualmente dogmático. Al respecto, es suficiente la mención de Egipto, Argelia, Siria, Libia, ciertos países del África, etc. surgidos a la vida independiente con la participación decisiva del ejército. La posición de los militares argentinos se presta a interpretaciones adversas, por la actitud decididamente colonialista y antiobrera que desde 1955 han asumido las fuerzas armadas. Empero, de ese mismo Ejército -junto a la visión patriótica de soldados como Baldrich, Mosconi, Savio y otros- han procedido conductores nacionales de la talla de Perón.
La ideología de los militares es confusa, con tensiones políticas y mentales peculiares, y que según las coacciones internas y externas condicionantes puede orientarse en diversas direcciones. Este inestable comportamiento de los militares argentinos debe explicarse mediante el análisis del colonialismo. Las naciones imperiales, en efecto, no pueden prever con exactitud la disposición de los ejércitos coloniales. En la última década, en Iberoamérica, han aparecido regímenes militares antinacionales. Pero otras variantes preocupan por su significado inverso a las grandes metrópolis. En ciertos países, los militares son hostiles al imperialismo. En otros, sus aliados. Así se comprende que en EE.UU. -a medida que se debilita su hegemonía mundial- se alcen voces que, indistintamente, apoyan o temen el rol de los ejércitos nativos en las áreas coloniales. Tal el juicio del senador norteamericano Frank Church. Para Church, EE.UU. debe precaverse de todo nacionalismo liderado por los militares de la América latina. Church, reconoce que el sentimiento antiyanqui de estos pueblos -lo que es mentar la cuerda en casa del ahorcado- tiene sus causas en los procedimientos de EE.UU. No serían las izquierdas, según Church, las verdaderas opositoras al yanquismo, sino los ejércitos: "Nosotros mismos -dice Church- nos desorientaríamos gravemente si lo atribuyéramos a la propaganda comunista o a la propaganda del castrismo". A continuación reactualiza como propia la tesis del "nasserismo" -debida al ensayista político argentino Rogelio García Lupo- como un molde nuevo, en América latina, del pensamiento de los militares. Cabe acotar, contra lo que supone Church, que el "nasserismo" no es reciente en Iberoamérica, si por tal se entiende la resistencia a la penetración extranjera en los países del hemisferio. Son muestras Lázaro Cárdenas, Getulio Vargas, Villarroel en Bolivia, Velasco Alvarado, Perón en la Argentina.
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